Pasión por Cádiz

Mi foto
Cádiz, Andalucía, Spain
AB ORIGINE SEMPER FIDELIS. IN PERPETUAM, SEMPER ET UBIQUEM GADES. QUI POTERS CAPERE, CAPIAT.

lunes, 4 de diciembre de 2023

La Barriada de la Paz en sus comienzos.

 

En el año 1969, el Instituto Nacional de la Vivienda, editó un folleto publicitario anunciando en el Polígono 'Los Corrales' la construcción de viviendas y urbanización con toda clase de prestaciones en aquel enorme terreno, que se convirtió poco tiempo después en la popular Barriada de la Paz. 

Justificación antecedentes y necesidades.

Entre las realizaciones que el Instituto Nacional de la Vivienda está llevando a cabo en todas las regiones españolas, para contribuir a resolver el problema de la especulación del suelo, destaca, no sólo por su importancia intrínseca , si no también y especialmente  por su privilegiada situación y belleza, el Polígono Residencial 'Los Corrales', situado en Cádiz.

A las razones de escasez de viviendas sentida en Cádiz, se unía la escasez de suelo, agravada por la imposibilidad d expansión de la ciudad, al estar prácticamente rodeada por el mar. 


Por ello, y ganando terrenos marítimos, se escogió el emplazamiento de este polígono en el istmo gaditano.

En octubre de 1961, la Comisión Central de Urbanismo aprobó la delimitación del polígono, cuyo plan parcial de ordenación fue aprobado en julio de 1961 y los proyectos de urbanización en noviembre del mismo año.

Destino de las superficies

La superficie total del Polígono 'Los Corrales' se distribuirá de la siguiente forma:


- Superficie de las parcelas de viviendas: 101.600 m2 (23,62%)
- Superficie de las parcelas de edificaciones complementarias: 102.300 m2 (23,78%)
- Superficie de viales y aparcamientos: 132.510 m2 (30,81%)
- Superficie de espacios libres: 87.320 m2 (20,30%)
- Superficie de zonas y reserva: 6430 m2 (01,49%)

Con lo que lleva a un total de 430.160 m2 y el 100% de porcentaje. 

De estas superficies, las que se refieren a viales, aparcamientos y espacios  libres, se cederán en su totalidad gratuitamente al Ayuntamiento. 

La superficie construida se desglosa así: 

- Superficie construida en viviendas: 239.134 m2
- Superficie construida en edificaciones complementarias: 86.942 m2

Resultado un total de superficie construida de 326.076 m2. La edificabilidad media resultante es de 2,25 m3/m2.




Viviendas y edificios complementarios

Siguiendo las directrices del Plan Nacional de la Vivienda, todas las viviendas que se construyen en el polígono serán de protección oficial. El número total de viviendas programadas asciende a 2.751; se calcula que el número de habitantes que ha de albergar el barrio será aproximadamente de 11.000 personas, con una densidad de población de 255 habitantes por hectárea.

El tipo de viviendas previsto serán en torre de 10, 12 y 15 plantas. Además de viviendas en edificio de doble crujía, con 5, 6, 8 y 10 plantas, incluyendo algunos bloques de locales comerciales de una sola planta. 

Las edificaciones complementarias se han programado de acuerdo con las indicaciones del Plan Nacional de la Vivienda, que serán las siguientes:

- Escuela de enseñanza primaria. 5, con 56 grados.
- Instituto femenino.
- Instituto masculino.
- Colegio menor.
- Escuela de promoción social.
- Guarderías infantiles. 2, con 357 plazas.
- Centros parroquiales. 2.
- Centro social.
- Centro administrativo.
- Centro cívico.
- Dispensario médico.
- Local de espectáculos.
- Hotel.
- Mercado.
- Comercio y oficinas.
- Garajes.
- Central eléctrica.
- Zona deportiva.
- Aparcamientos públicos. 2.790 plazas.
- Aparcamientos privados. 446 plazas.  

Condiciones económicas.

La inversión realizada asciende a 305 millones de pesetas. 

La repercusión del precio del suelo sobre el metro cuadrado de edificación construida oscila entre 549 pesetas y 1.000 pesetas, según la categoría de las viviendas.

La enajenación de las parcelas se efectuará de acuerdo con normas establecidas en el Reglamento para la aplicación de la Ley de Viviendas de Protección Oficial, aprobado por Decreto 2.114/1.963, de 24 de julio, y la Orden Ministerial de 26 de mayo de 1969.


Pinchar para ampliar. 


lunes, 13 de noviembre de 2023

Teatralerías 1928. Gran Teatro Falla.

 

"Las Flores", delicadísima comedia de los Quintero, cuyo mejor elogio está en no ocultar que a cierto sector del público no le llena, fue la obra elegida por el Cuadro 'Sassone' para la velada de este mes en el Gran Teatro Falla, que resultó brillante.

El abono ocupó todas las localidades y el coliseo se colmó de bellezas femeninas. Hubo "flores" en la escena y en la sala, en tal abundancia, que muchos espectadores sintieron mareos.

Lo cierto es que las veladas del "Sassone" son ya un clásico punto de cita de la sociedad gaditana.

La presentación de la obra fue irreprochable. Magnífico decorado, del maestro Sancho y elegantísimas fantasías y mantones, de la Casa Domínguez y Compañía.

La interpretación mereció y obtuvo calurosos aplausos. Debutó la señorita Ángeles García, con una característica muy bien declamada y mejor accionada. Destacaron notablemente las señoritas Bujones, Salido y Castro. Discretísimas las señoritas García (Anita), Garcilaso y Rodríguez. De los varones, se distinguieron los señores Naveiro, Jiménez, Márquez, Cortés, Ríos, Vallejo y el señor Pina, que debutó con un galán de fuerza.

El Cuadro "Sassone" acordó suprimir las invitaciones de entrada general. Nos parece muy acertado el acuerdo. Para satisfacer a la galería, vulgar, exteriorista e infantilmente propensa a la hilaridad, hay que convertir el escenario en una pista de circo. Si los profesionales de la escena se apayasan por exigencias de la taquilla, esta disculpable fuerza mayor no existe para los aficionados cuya actuación sólo debe tener como lema el amor al arte y al culto y digno esparcimiento.

El Cuadro "Sassone", cuenta con un selecto abono que rechaza el astrakán y la truculencia teatrales. A ese público de gusto depurado y comprensivo, apto para emocionarse con los problemas intelectuales y los sentimientos poéticos, es a quien ha de doblegarse el cuadro "Sassone", porque ese público es el que lo sostiene y alimenta. 


jueves, 5 de octubre de 2023

Modesta Calvo Rueda. Matrona. Gaditana ilustre e inmortal.

 

Mi agradecimiento personal a José Antonio Merino Calvo por la aportación a este blog de la biografía de su madre, la Matrona Modesta Calvo y por la cesión de las fotografías pertenecientes a la colección particular de su familia. 

Modesta Calvo Rueda nació el 16 de noviembre de 1932 en la gaditana Plaza de San Juan de Dios, en el seno desde una familia numerosa, ya que fue la tercera de diez hermanos. Hija de José María Calvo Lobato y de Modesta Rueda Ruiz, el origen de su vocación está en el trabajo de su madre, que fue una de las matronas pioneras de la ciudad de Cádiz y que le supo transmitir esa sabiduría ancestral que no está escrita en ningún libro y le dio una visión más amplia y completa del mundo de la embarazada, algo que sólo se consigue tras muchos años de experiencia. 

Estudió el Bachillerato en el Instituto Nacional de Enseñanza Media Columela de Cádiz, entre 1946 y 1951. A los 17 años de edad, en el curso 1950-51 comenzó a estudiar en la Facultad de Medicina de Cádiz las carreras de enfermera, practicante y matrona, que en esa época se estudiaban por separado. Desde los 18 años comenzó a trabajar con su madre ayudándola en los partos en la calle, ya que antes nueve de cada diez nacimientos tenían lugar en las casas. En esas largas horas de parto creció su calidad humana, con la práctica de la paciencia, el saber acompañar en la alegría y el dolor, con su sonrisa siempre amable y con palabras de ánimo que conferían a la parturienta confianza y fe en sus propias capacidades. Realizó las prácticas correspondientes al primer y segundo curso de Enfermería en el Hospital Mora Provincial, bajo la dirección de Ramón Juliá Juliá, profesor encargado de la enseñanza de practicantes y enfermeras de la Facultad de Medicina de Cádiz. Obtuvo el título de matrona, junto con el de practicante y enfermera, en septiembre de 1953.

Su primer trabajo lo llevó a cabo en el Hospital del Carmen, conocido popularmente como el hospitalito de mujeres, donde no había una plantilla fija de matronas. Modesta Calvo Ingresó en el Colegio Oficial de Auxiliares Sanitarios, en la sección de Matronas, el 9 de octubre de 1958, a la edad de 26 años. Terminada de construir la Residencia “Fernando Zamacola” en 1954, entró a trabajar en el nuevo centro sanitario formando parte de la plantilla hasta 1960, año en el que contrajo matrimonio con Antonio Merino Contero, por lo que tuvo que abandonar forzosamente el empleo. Fue madre de cuatro hijos: José Antonio, Rosa, Ana María y Raúl.


A partir de entonces trabajó conjuntamente ayudando a su madre, que formaba parte del Cuerpo de Matronas de la Beneficencia Municipal del Ayuntamiento de Cádiz, y para el médico Don Felipe Pastor, hasta que en el año 1976 ocupó una plaza vacante de matrona de zona en la Seguridad Social, dedicándose a la atención a domicilio y a las consultas de tocología. 

Tres años más tarde pasó a ser matrona de Atención Primaria y poco después al departamento de planificación familiar impartiendo la educación maternal, un programa que en 1986 se denominó preparación al parto y, dos años después, control de embarazo, siendo una de las pioneras de este programa en Cádiz. En 1979 le convalidaron, según nueva normativa, el título de enfermera por el de Ayudante Técnico Sanitario. 

Sin embargo, el grueso de su trabajo asistiendo partos lo llevó a cabo en la sanidad privada, concretamente en la Clínica Nuestra Señora de la Salud, donde prestó sus servicios desde comienzos de la década de 1970 hasta que en 1994 sufrió una enfermedad que la apartó, contra su voluntad, del ejercicio profesional, causando también baja por jubilación forzosa en el Colegio de Enfermería en 1996. Durante estos años, su buen hacer y dedicación impagable hicieron de la Clínica de la Salud (Calle Feduchy) un referente de asistencia maternal para cientos de gaditanas. Allí pudo desarrollar su trabajo en todas las fases del embarazo, primero siendo pionera en el consejo prenatal durante las clases de preparación al parto, posteriormente asistiendo al trabajo de parto en sí y finalmente realizando las visitas en el domicilio durante el post parto, ayudando a la mujer en los quebrantos propios de esta fase y bañando al bebé, al que limpiaba el ombliguito, peinaba y ponía los pendientes si era una niña.



A lo largo de sus más de cuarenta años de profesión como matrona, Modesta Calvo trajo al mundo a más de diez mil gaditanos, trabajando día y noche y dedicándose en cuerpo y alma a su vocación, lo que le hizo tener el afecto y el cariño de numerosas personas que no olvidaban su inestimable ayuda en esos felices momentos, en los que siempre predominaba su gran calidad humana hacia los demás, para los que siempre encontraba una palabra amable. 




La Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Diplomados de Enfermería de Cádiz, en sesión celebrada el 31 de mayo de 1997, acordó nombrarla como Colegiada de Honor por los méritos contraídos en el ejercicio de la profesión, distinción que recibió en un acto celebrado el 7 de junio de 1997.



El 8 de marzo del año 2005, junto con otro grupo de gaditanas destacadas por su contribución al desarrollo de la ciudad, la Fundación Municipal de la Mujer le tributó un homenaje coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

Modesta Calvo Rueda falleció el 27 de mayo de 2011.


El Ayuntamiento de Cádiz, en el pleno municipal del 26 de noviembre de 2021 acordó poner una calle a su nombre a la espalda del Hospital Puerta del Mar, que fue inaugurada el 11 de septiembre de 2023.


Pinchar en la última fotografía para leer la noticia en la prensa de la inauguración de la calle a nombre de Modesta Calvo. 





  





sábado, 2 de septiembre de 2023

Un artículo de Pelayo Quintero Atauri.

 En 1933, en la revista "Carnet Cádiz" el arqueólogo y director del Museo de Cádiz, Don Pelayo Quintero Atauri firmaba este artículo: 

CÁDIZ. ESTACIÓN DE ENTRADA PARA EL TURISMO. 


La situación geográfica del puerto de Cádiz coloca a la antigua Gades, emporio del orbe, en lugar insustituible para recibir toda la corriente de turismo que desde el sur y centro de América se dirija a Europa, así como es un punto de obligada etapa, para los turistas ingleses y norteamericanos, que se dirigen a visitar los viejos pueblos orientales.

Esta envidiable situación, favorecida por un excelente clima, hizo que Cádiz fuera mirada con preferencia por las naciones dominadoras en la lucha mundial, y esto mismo le da una importancia grande para el turismo, pues le ha formado una interesante historia, no solamente en lo que se refiere a la ciudad, si no a todos sus alrededores, pintorescos, amenos y llenos de recuerdos. 



Todas esas cualidades primordiales para el fomento turístico, las ha tenido muy presente el Patronato Nacional de Turismo al comenzar su actuación construyendo el Gran Hotel Atlántico en pintoresco lugar, donde fue el primer puerto fenicio e instalando de nueva planta una nueva Oficina de Información en el muelle de atraque de los grandes trasatlánticos, en la cual los viajeros no solamente tendrán informes de todos los hoteles y sitios interesantes de España y Marruecos, si no que podrán hablar por teléfono con todos aquellos puntos donde se halle establecido este servicio y contarán con intérpretes de confianza. 

Cádiz por su clima, es excelente sitio de aclimatación para el que llega de países cálidos, a dos horas de Sevilla, con excelentes caminos para visitarla y recorrer los pueblos de la Sierra en pintorescas excursiones que le permiten distraerse según sus aficiones, pues no solamente encontrará viejos edificios y obras de arte, si no también bellos y variados panoramas, grandes e interesantes fábricas y otras muestras de riqueza y de progreso moderno. 

Al lado de la Cartuja de Jerez, recuerdo de misticismo y de la vida monástica, encontrará las magníficas cuadras jerezanas y sus sin iguales bodegas que hablan de la vida mundana; mas allá, un moderno pantano, dispuesto para aumentar la riqueza de la madre Tierra; más lejos el Pinar Serrano cuya contemplación nos aproxima a Dios en todas su grandeza y paz; abajo, la gruta inmensa que ahueca la Sierra de San Cristóbal y demuestra lo que es la constancia del trabajo humano, y junto a las tranquilas aguas de la bahía, las grandes fábricas símbolo del progreso unas veces y de la destrucción otras, de las cuales salen continuamente elementos de vida al par que grandes máquinas de destrucción. 

De todo hay que ver y hay que admirar en esta privilegiada región y, sin embargo, preguntad a un gaditano auténtico ¿Qué hay que ver en Cádiz?, y tal ve os diga que el Levante cuando sopla fuerte.  ¡En Cádiz, como en toda colmena que trabaja, hay obreras y zánganos!  Estos hacen más ruido y dan la fama; el Levante les molesta para tomarse al aire libre sus chatitos o sus cañas, y es lo único que ven. 

Por ello hace falta la propaganda bien organizada de lo que hay que ver en Cádiz, y ya que la naturaleza le dio tan situación y riqueza, no pase nadie que tenga deseos de cultura, sin ver lo que hay y sin hablarle de lo mucho que puede ver, no solamente en la región, si no en el resto de España, cumpliendo así la misión civilizadora que siempre representó Cádiz en la historia de la humanidad y a la que le obliga no solamente su fama, si no el ser entrada y pago necesario en entre el antiguo y viejo mundo para todo navegante. 






martes, 8 de agosto de 2023

Mis articulistas preferidos: José Antonio Aparicio Florido.

 Mi agradecimiento personal a José Antonio Aparicio Florido, Licenciado en Filosofía y Letras. Primera autoridad en la investigación de la Explosión de Cádiz, que me honra con su amistad personal, por su artículo de la Explosión de Cádiz (1947) publicado en primicia y exclusiva en este blog. 

Cádiz, 1947. Las consecuencias de una negligencia militar. Por José Antonio Aparicio Florido. 

La catástrofe de Cádiz era algo que se temía que podía ocurrir… y ocurrió. Las voces premonitorias se habían alzado desde que a finales de 1942 empezaran a llegar las minas a la vista de todo el mundo, cargados en camiones sin toldilla o cubiertas sin la mínima discreción. En los Torpedos, en aquel solar en el que hasta ese momento no hubo nada más que unos edificios vacíos levantados por Echevarrieta, comenzaron a acumularse todo tipo de armas submarinas: minas, cargas de profundidad y torpedos. Lo primero que llegó, por cercanía, fue el material del Arsenal de la Carraca, compuesto por las Vickers Elia y un sobrante de minas rusas reutilizadas que carecían de carro sumergidor e inservibles en la práctica. El 15 de septiembre llegaron también casi trescientas minas holandesas procedentes de la base naval de Ríos (Vigo) y a primeros de noviembre, otra partida algo menor de los mismos artefactos desde La Graña. El teniente de navío Albarracín, jefe de la base de Puntales, informó a la superior autoridad de que aún cabían otras trescientas 350 más, e incluso se podía habilitar un segundo almacén para intentar llegar a las 16.000 que calculaba Cervera en su proyecto minado para las costas del departamento marítimo frente a una previsible invasión aliada.

Así siguieron llegando otras 700 minas alemanas y cargas de todo tipo: rusas, Vickers, Torpedini y alemanas de los modelos WBA, WBD, WBE y WBF. Un abecedario completo que, junto a 41 torpedos italianos, preocuparon especialmente a un teniente coronel de Armas Navales enviado desde Madrid a principios de julio de 1943. Se llamaba Manuel Bescós Lasierra. La visita que realizó a la Base de Defensas Submarinas le dejó perplejo al contemplar que unas trescientas toneladas de explosivos estaban estibadas en el suelo de dos naves levantadas para otros fines, de gran superficie, pero que carecían de vías, vagonetas y medios de remoción o estiva, sin salida al mar y rodeadas de edificaciones muy próximas a las zonas urbanas. En su informe fue contundente al afirmar, cuatro años antes de la catástrofe, que si bien los altos explosivos empleados hasta entonces eran muy estables, nunca podía tenerse una absoluta seguridad en su estabilidad y, por lo tanto, no cabía descartar la remota probabilidad de explosión, ya fuera por accidente, guerra o sabotaje. Textualmente no tuvo reservas en expresarlo de la siguiente manera: “Estas consideraciones mueven al jefe que suscribe a aconsejar el urgentísimo traslado del depósito de Defensas Submarinas que, en caso de voladura, originaría una catástrofe de carácter nacional”. No una catástrofe cualquiera, sino uno de la que habríamos de acordarnos toda la vida.

Del mismo parecer fue el exalcalde Fernando Abárzuza que, retirado de la política y de la vida militar, abordó a unos y a otros incansablemente advirtiendo del peligro que significaba el almacenamiento de minas en el corazón de un barrio obrero. Primero se entrevistó con Ramón Agacino, capitán general del Departamento; luego con el ministro Salvador Moreno, en su visita a Cádiz el 6 de junio de 1943; y por último con Alfonso Arriaga, almirante jefe del estado mayor. Nada se hizo. Quizá les pudo su exceso de confianza en el armamento militar y en la creencia de que todo ese material de guerra estaba cargado con trilita, una sustancia altamente resistente bajo cualquier circunstancia de temperatura, humedad o longevidad. Sin embargo, como afirmaba el propio Ramón Agacino en un libro publicado en 1923, “el TNT está lejos de ser francamente inexplosible”. El teniente coronel Bescós se permitió recordar que ni siquiera se puede confiar por completo en los que se fabrican en tiempo de paz, a los que se les presupone una elaboración y preparación adecuada para soportar un largo almacenamiento. Y ahí estuvo la clave del desastre: las armas submarinas que arribaron a Cádiz entre 1942 y 1942 habían sido fabricadas en tiempo de guerra, de dos guerras, mejor dicho: la Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial.


Entre todo aquel armamento llegaron, contra todo pronóstico ya que nadie las esperaba, 50 cargas de profundidad WBD y otras 28 WBF. Ninguna de ellas contenía trilita (TNT), sino algodón pólvora: una sustancia desterrada de los almacenes de municiones desde primeros del s. XX por su alta inestabilidad y velocidad de descomposición. Se estiva aparte para evitar explosiones por simpatía y se utiliza solo como agente impulsor de los proyectiles. Sin embargo, fueron llenadas inexplicablemente con algodón pólvora, también llamado nitrocelulosa; quizá por escasez de trilita o quizá por la premura de la industria bélica. Fabricadas por los alemanes, no fueron adquiridas por España sino que se recibieron por vía italiana. 

El Duce había arrastrado a su país a una contienda en el mar y precisaban este tipo de artefactos a bordo de sus destructores en la lucha antisubmarina; pero tres de esos destructores, buscando refugio tras el desastre naval de La Magdalena, acabaron en la rada de Mahón una buena mañana del 10 de septiembre de 1943. En cubierta se perfilaban las WBD y las WBF, preñadas con 125 y 60 kg de fulmicotone, respectivamente. A partir de ahí, internamiento en Baleares y desembarco del material de guerra. Antes de finalizar el año, las cargas aparecieron en Cádiz. Cuando justo tres meses después las recibió el capitán de navío García de Lomas, su sorpresa fue mayúscula: “Habiéndose recibido en el día de ayer en estas Defensas y por orden verbal del Sr. jefe del Ramo de Armamentos 28 cargas de profundidad WBF e ignorándose por esta jefatura el fin a que han de ser destinadas las mimas, tengo el honor de manifestarlo a V.E. a los fines interesados”. El traslado se hizo deprisa y en un aparente contexto de improvisación.

El 15 de julio de 1947, un mes antes de la explosión, las WBF ya habían sido retiradas; pero las WBD seguían allí despreocupadamente. Es muy posible que en algún momento se dieran cuenta de que las WBF transportaban algodón pólvora y de ahí que las hicieran desaparecer. Sin embargo, no ocurrió lo mismo con las WBD, que quedaron apiladas en un extremo del almacén de minas núm. 1 junto con el resto de cargas de profundidad y al lado de 41 torpedos italianos, en posición muy apretada por la limitación del espacio. El calor infernal bajo un techo de uralita, muy lejos de garantizar la temperatura ideal de 14-16 ºC, fue descomponiendo la materia de forma progresiva y causando la rotura de enlaces del compuesto químico con formación de gases nitrosos. Una reacción exotérmica en cadena aceleraba el proceso de forma cada vez más rápida y masiva hasta que al anochecer del 18 de agosto de 1947 se llegó al límite.



Las doscientas toneladas de explosivos liberadas en forma de energía arrasaron el barrio obrero de San Severiano, los chalés de Bahía Blanca, el astillero de Echevarrieta y Larrinaga, la propia Base de Defensas Submarinas, el Instituto Hidrográfico, la barriada España, la clínica del doctor Sicre, la estación de ferrocarriles, la línea ferroviaria y todo aquello que encontró a su paso. Los glacis de las murallas apantallaron la onda expansiva hacia la Casa Cuna, el Sanatorio Madre de Dios, el puente de San Severiano y la calle Tolosa Latour, donde residían numerosas familias, además de albergados, huérfanos y religiosas. El balance de víctimas mortales ascendió a 150 personas, entre las que hay que contabilizar dos cuerpos no identificados, calculando los médicos que atendieron a los supervivientes unas cifras de entre 5.000 y 10.000 heridos. Ninguna institución, ni la Marina ni el Estado, se hicieron responsables de lo ocurrido; y al no haber responsables, no hubo indemnizaciones. En plena dictadura, las voces que pidieron una enérgica reparación del daño causado no fueron muchas. Más bien, muy pocas. La que conviene recordar por encima de todas fue la del fiscal jefe de la Audiencia Territorial de Sevilla, Manuel Gandarias Blanco, cuya esposa quedó contabilizada entre aquellos cadáveres. Su carácter temperamental sumado a la pérdida del amor de su vida le llevó a reivindicar, a través de sus procuradores, que aquel delito culposo no podía quedar impune y que los responsables criminales tenían que ser sancionados con las penas dispuestas por el código penal vigente. No se amilanó; sabía bien a quien dirigía sus dardos.

"La catástrofe en la que perdió la vida la respetable dama, en nombre de cuyos deudos hablamos, no fue como la más ilustre pluma de la intelectualidad española ha dicho, tan imprevisible para que el hecho pueda ser catalogado entre los azares inevitables o fatales. Desde este momento en que comenzamos nuestra acusación, sostenemos que la catástrofe tiene caracteres de delito culposo, con responsabilidad criminal clara y patente de la persona o personas que ordenasen y consintiesen la colocación de tantísimos centenares de bombas explosivas de 300 kilos cada una en las naves de un edificio construido no para polvorín, sino para fábrica de armamentos, con techos de cristales y débiles muros, poniéndolas a flor de tierra, unas sobre otras, como si fuesen objetos inofensivos, en locales situados dentro de una ciudad, rodeados por todas partes de casas habitadas y enfrentados con una de las más importantes factorías de la nación, por cuanto que, conocedores del extraordinario peligro que los hechos han venido a comprobar, resulta patente por parte de las mismas la más temeraria imprudencia".

Cuando mencionaba a la más ilustre pluma de la intelectualidad, se refería por supuesto a José María Pemán. En cuanto a la responsabilidad criminal, nunca tuvo duda de que fue la Armada, aludiendo a una negligencia llevada a cabo a los ojos de todo el mundo y cuyas consecuencias se veían venir. Un delito “sin parangón como tal en la historia de la criminalidad española”, para cuyos autores, es decir, las personas encargadas de la dirección y vigilancia de los almacenes, pidió prisión incondicional con embargo de todos sus bienes. En estos términos y con este objetivo, poco duró su demanda. Las autoridades civiles y militares le acallaron al igual que ocultaron las causas del desastre. Tres días después de la explosión, un 21 de agosto de 1947, el Estado Mayor envió sendas órdenes a las instalaciones militares en tierra y a la flota para el desembarco inmediato de las cargas de profundidad que no contuvieran exclusivamente trilita o cuya naturaleza de explosivo se desconociera, así como el alejamiento de los núcleos de población de cualquier artefacto con explosivo distinto a la trilita. Es el mayor reconocimiento de responsabilidad que se puede escribir.

Sabían que habían sido las cargas y sabían que, al haber estallado por autogénesis, solo un explosivo muy sensible y volátil sería capaz de comportarse de esta forma. Así pues, omitiendo tales pruebas de cargo, el 20 de octubre de 1950 el tribunal togado de San Fernando declaró el sobreseimiento provisional de la causa, que a la postre sería definitiva. Al no señalarse a ningún responsable, las víctimas no fueron indemnizadas ni tampoco aquellos que sufrieron algún tipo de pérdida material.

Han pasado ya setenta y seis años, sin que la Armada reconozca su culpa y sin cerrar capítulo sobre un episodio ominoso de la historia del que hace tiempo sabemos con absoluta rotundidad quiénes fueron los causantes. Para mayor vergüenza, el Instituto Hidrográfico de la Marina sigue cerrándonos sus puertas al objeto de impedir que se realicen allí los actos conmemorativos de la tragedia, como ha vuelto a ocurrir en este año 2023. Sin embargo, haciendo gala del mayor cinismo, siguen presidiendo la entrega floral como convidados de piedra, sin abrir ni siquiera los labios para aprender a honrar a los difuntos.

lunes, 3 de julio de 2023

Mis fotos antiguas de Cádiz

Pinchar en la foto para ampliar. 

La Institución Provincial Gaditana. Fotos tomadas en diciembre de 1966. 




lunes, 5 de junio de 2023

Entrevista al entonces alcalde de Cádiz, don Ramón Rivas y Valladares. 1912


En 1912, el periodista Don Enrique Sá del Rey, entrevista al entonces Alcalde de Cádiz Don Ramón Rivas y Valladares para la revista "Nuevo Mundo". Aquí se transcribe aquellas preguntas y respuestas:

Fui a visitar ante todo al primer magistrado popular de Cádiz, señor don Ramón Rivas y Valladares.

Periodista (P): Dígame usted, señor alcalde. Yo quiero ofrecer a los lectores de 'Nuevo Mundo' una síntesis, lo más aproximada posible, de cómo es Cádiz en todos sus aspectos, y seguramente la vida municipal ha de ser uno de los más interesantes.

Alcalde (A): Puedo ufanarme, en efecto, de pertenecer a una Corporación Municipal que merece el honor de ser copiada por muchas otras. Nuestras ordenanzas, nuestros reglamentos de matadero, de policía, de beneficencia, etc., son pedidos a cada paso por otros Ayuntamientos.

P: He oído hablar de las aguas...

A: Las aguas en Cádiz constituyen un problema de verdadera preocupación, como en todas partes.

P: El alumbrado, noto que es magnífico...

A: Doscientas mil pesetas gasta anualmente el Municipio en este ramo.

P: ¿Y la higiene pública? ¿Hay laboratorio municipal?

A: Sí señor, que lo hay. Y aún se proyecta otro de nueva planta.

P: Está bien dotada la Beneficencia:

A: Muy bien. Tenemos un excelente cuerpo médico. Los riegos, han de efectuarse próximamente por medio de una regadora automóvil, último modelo. Nuestra estufa de desinfección cuenta con un personal suficiente e idóneo, amén de una caseta de aislamiento en Puntales (extramuros), que, precisamente por estos días, alberga a un marinero francés del crucero escuela "Jeanne d'Arc", enfermo tífico, hoy convaleciente.

El ornato público, cuidadísimo; prohibida la mendicidad callejera, defendida la seguridad urbana por una Corporación de ciento cincuenta guardias y serenos; Cádiz puede ufanarse de ofrecerse a sus visitantes como una ciudad limpia, segura y tranquila. Y añada usted que la protección central es poca. La instrucción pública, desarrolladísima: proyectándose, además, la construcción de un grupo escolar.


El señor Rivas se entusiasmaba verdaderamente hablándome de su Cádiz, y era una nota tan simpática, tan ingenua, que bien fácilmente se comprendía el que este hombre, médico prestigioso, naciera en Cádiz, en Cádiz estudiase su carrera, en Cádiz la haya ejercido siempre y llegase al cargo más ambicionado por todo ciudadano amante de su pueblo. 

Es alcalde de Cádiz desde septiembre de 1911. Sus trabajos penosísimos, ciclópeos hasta realizar la gloriosa fiesta del Centenario de las Cortes, no tienen ya elogio que no esté agotado.

Únicamente el Gobierno es quien le tiene en el más censurable olvido; pero no debe importarle, porque el pueblo de Cádiz no le olvidará nunca.

La Casa de Socorro es otra fundación digna en Cádiz. El opulento "sportmen" don Pedro del Villar, cumpliendo disposiciones testamentarias de su tío don Manuel Hernáez, dio el edificio espléndido que hoy ocupa encomendado a los Caballeros Hospitalarios de San Juan Bautista, y que dirige don Ramón Rivas, el antes citado alcalde.

viernes, 5 de mayo de 2023

La Constitución de Cádiz de 1812. Breve resumen.

 

La Guerra de la Independencia, o Guerra Napoleónica según algunos historiadores, tuvo consecuencias políticas, la ausencia de la Familia Real dejó en el país un vacío de poder en la zona sublevada, donde se crearon Juntas para organizar la lucha; posteriormente, se creó la llamada Junta Central Suprema que en 1810 convocó las Cortes Constituyentes, que se reunieron en Cádiz, que era una de las pocas ciudades peninsulares que no había sido ocupada, aunque sí sitiada, por el Ejército Napoleónico y que además, ya había dado los primeros pasos años anteriores dentro del llamado "Cádiz de la Ilustración".

Aunque muchos Diputados no pudieron asistir precisamente por el conflicto bélico que asolaba España, fueron sustituidos por otros que sí estaban en Cádiz. 

En las Cortes de Cádiz había tres grupos claramente definidos: 

- Los Liberales, que eran la mayoría de los Diputados; defendían las reformas políticas. Igualdad ante la ley, derechos políticos y garantías individuales. 

- Los Absolutistas, que eran minoría. Partidarios de sostener el antiguo régimen, que era el sistema político, social y religioso que se encontraba vigente en el continente europeo durante el siglo XVIII principalmente. Abogando por una monarquía absoluta como única forma de gobierno, incluso por encima de la ley.

- Los Americanos, uno de los principales objetivos de ellos eran las provincias españolas de ultramar.

La obra legislativa de las Cortes de Cádiz sentó las bases de la España contemporánea, se elaboró la Constitución de 1812, que fue la primera de la historia en nuestro país. 

Además, se aprobaron muchas reformas que dieron fin al llamado 'antiguo régimen estamental', entre estas innovaciones, se cuentan por ejemplo: La libertad de imprenta, abolición de la tortura, y la supresión de tres elementos fundamentales hasta entonces: La Inquisición, los Señoríos y los Gremios.

También, declararon la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. En el artículo 1º, literalmente decía: "La Nación Española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios".

La Constitución de Cádiz de 1812 se aprobó el día 19 de marzo y reflejaba los principios del liberalismo político; reconocía la Soberanía Nacional, es decir, que el poder reside en la propia nación y ésta lo ejerce a través de sus representantes. En el artículo 13 dice: "El objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen"

Establecía una monarquía hereditaria moderada, en la que el rey promulgaba las leyes. También adoptaba el llamado "Principio de división de poderes". 
Por un lado, el Poder Legislativo que era ejercido por el Rey y las Cortes que estaba formada por una sola cámara. Los Diputados eran elegidos por Sufragio Universal, pero sólo masculino (El sufragio femenino se instauró en España por primera vez en las elecciones de 1933). Aunque para ser candidato a Diputado, era necesario disponer de unas determinadas rentas, patrimonio, etc.

También estaba el Poder Ejecutivo, que correspondía al Rey. Éste nombraba a los Ministros, dirigía las relaciones internacionales, y era el que declaraba la guerra o firmaba la paz con las naciones.

Por último, el Poder Judicial, obviamente erjercido por los Tribunales de Justicia.

También cabe destacar que la religión oficial era la católica.

En la Constitución de 1812, se reconocieron importantes derechos: Igualdad ante la ley, derecho a la propiedad y la libertad de imprenta.

El contexto de un país inmerso en una guerra hizo difícil la aplicación de esta Constitución, pero su espíritu y su programa fueron una referencia de la Historia Contemporánea de España.









lunes, 17 de abril de 2023

La reyerta entre marineros franceses y ciudadanos de Cádiz. Febrero de 1967.


 Los primeros días del mes de febrero de 1967, se realizaron unas maniobras navales conjuntas en nuestra Zona Marítima, entre la Marina de Guerra española y la francesa denominadas 'Atlantide 67'.

Un total de más de 12.000 personas se dieron cita en nuestro puerto en esos días. El día 3 de ese mes, se produjo una enorme reyerta por la ciudad entre marineros franceses y ciudadanos de Cádiz. 

He aquí la crónica del 'Diario de Cádiz' del día 4 y 5 de febrero. 

Se pueden descargar ambas imágenes, por sus medidas (1616x3281 px y 1600x1083 px), se pueden leer cómodamente. 




viernes, 3 de marzo de 2023

Entrevistas a capataces de la Semana Santa gaditana. 1971

 En la Cuaresma de 1971, el periodista Antonio Pérez Sauci, entrevistó durante tres días a la élite de la capatacía cofrade gaditana.

Estas fueron las preguntas formuladas, las respuestas y las impresiones que a Pérez Sauci le produjo estos encuentros.

-------------------------------------------------------------

"A nuestra Semana Santa le faltan colaboradores para seguir la labor empezada"

"Los cargadores y nosotros estamos mal pagados y es la vocación, más que nada, la que nos lleva a los pasos"

Carrera Benítez, Ramos González y Sanz Carrera sacarán a la calle, en los próximos días, diez pasos. 

Ten cuidado, capataz. Que no se caiga una flor, que no roce un varal, que no arrastren los faldones, que no se apague ni una vela. Ten cuidado capataz, que tus hombres llevan nuestro amor, nuestro cariño. Ten cuidado, capataz. 

El Domingo de Ramos se acerca ya. Entonces, ese día, cuando los Oficios hayan acabado, cuando los hossannas se difuminen con el sol, comenzará "nuestra" Semana Santa. Esa que el pueblo entiende con los desfiles procesionales. Esa que rememora a la cristiandad la Pasión. Esa que precipita la Gloria de la Resurrección, la Pascua. 

Capataz, en Semana Santa, tú mandas y ordenas. Tu martillo mantiene tensos los corazones, alerta a los hombres, y a todos emociona. Capataz, disponte en esos días, a ser figura del Misterio más grande de la humanidad. Capataz, prepárate para encogerte y achicarte ante ese paso que vas a conducir y que porta la devoción, el fervor, de unos penitentes que han sabido confiar en ti lo que ellos más quieren. 

La primera "levantá" está próxima. Los pasos de Santa Cena y Borriquita serán protagonistas. Desde entonces, hasta que la Sagrada Urna se encierre en Santa Cruz, muchos golpes de martillo habrán dado los capataces. Estos hombres, que como nadie en el mundo, saben imponer un ritmo y una prestancia grande a los pasos de misterio. Estos hombres, que con gracia gaditana, con salero, con garbo, con arrogancia saben alegrar el llanto de una Madre, consolándola, con ese mecido singular que nada más en Cádiz se debe hacer.

José Carrera Benítez, Pedro Ramos González, Francisco Sanz Carrera. Tres capataces. Uno solo. No hay preferencia. No hay orden. Y sí trabajo en equipo, en comunión. Pepe, Pedro y Francisco, capataces de la Semana Santa Gaditana. Raimundo Muñoz les enseñó. Y aún hoy cuida bien que las lecciones no se olviden. Y Raimundo, que tuvo a estos tres capataces a su lado, ha tiempo ya, con los botijos de agua que alivian la carga, y después como cargadores, no cesa de aconsejarles. Desde hace cinco años trabajan juntos. Desde entonces, armonía, ilusión. Y un constante espíritu de superación que admira. 

Pérez Sauci: - ¿Por qué sois capataces?

Capataces: - Por vocación. Es algo que se lleva en la sangre, algo que se siente muy dentro. La verdad es que, concretamente, no sabemos explicarlo.


P.S: - ¿No hay entonces intereses crematísticos?

CC: - En absoluto. Es mucho mayor la preocupación, el jaleo que trae consigo que el dinero que se gana. Hay que reunir hombres, ordenarlos, trabajar con ellos muy de cerca. Hay que sacar la procesión a la calle. Ser responsable en todo instante de cuanto ocurra en el paso. En resumen, un continuo quebradero de cabeza. 

P.S: - ¿Qué dinero ganáis?

CC: - Los cargadores, este año, van a cobrar trescientas cincuenta pesetas cada uno.

P.S: - ¿Y vosotros?

CC: Unas tres mil pesetas, que nos la repartimos. Como verás, no puede haber intereses financieros en nuestra misión.

P.S.: - ¿Cuántas cofradías sacáis a la calle este año?

CC: - En total siete. Entre ellas suman un total de diez pasos. 

José y Francisco son primos hermanos, Pedro, el gran amigo. Entre los tres han logrado, reunir a un total de 180 valientes. Para mí, los cargadores son unos valientes. Porque arriman el hombre como nadie. Y no importa que cuando llegue el Miércoles Santo los tengan ya ensangrentados, hechos una pura llaga. Y no importa esto, porque su corazón de valientes le ha llorado cuando han levantado a la Virgen. Porque es tan grande su amor, su alegría, que las fuerzas no les flaquean, y la carga se alivia cuando a más de la madera hay que asomar al pueblo la grandeza de un Crucificado, la pena grande de un Nazareno y ese llanto que chorrea desde el palio de una Dolorosa. 

P.S: - ¿Os fallan los cargadores?

CC: - Nunca. También por la sangre de ellos corre este "veneno santo" que nos envuelve durante estos días. Y eso que están mal pagados. En Jerez o en Sevilla, por ejemplo, cobran mucho más. 

P.S: - ¿Ensayáis con anterioridad a los desfiles?

CC: - Nunca. La primera "levantá" es siempre la primera. No hay nada preparado. La manigueta sobre el hombro y arriba con ella. 

Sucedió haces unos años. En Santa Cruz, el Cristo del Perdón iba a quedar en casa. Faltaban medios económicos. Pero estamos en Cádiz. Y en Semana Santa. Y el Perdón tiene que salir a la calle a levantar oraciones, a provocar saetas. El Perdón no podía quedar entre los cuatro muros de la Catedral Vieja. Estos tres capataces, con sus valientes, y con amor que en todo Cádiz no cabe, allá se fueron a cargar. A olvidar necesidades. Fuera intereses y fuera también de Santa Cruz, por nuestras calles, este Cristo del Perdón. 

Gestos y detalles así hablan bien y mucho de estos capataces.

P.S: - Encontráis muchas dificultades en el recorrido procesional?

CC: - No faltan. La Virgen de la Victoria, el paso por el "túnel" de Cigarreras, Santa Cena... en fin, que cada paso tiene su dificultad, su momento comprometido. 

P.S: - ¿Muchos sustos?.

CC: - Nunca faltan. Pero todos pasan. Y quedan en eso, en sustos. Siempre, en el instante crítico llega la solución y el paso sigue su marcha.

Semana Santa. ¿Es una feria?. Atrás con los detractores. Que tenderetes y castañuelas hay en todos partes. Que una cofradía, una hermandad, el amor de un capataz, la ilusión y el rezo peregrino de unos cargadores es mucho más serio. Atrás con los detractores. Que en Cádiz, mientras haya amor, mientras perdure la fe, "mi" Virgen y "tu" Cristo nos recuerdan mejor que nada el cénit de una Cuaresma, el apogeo de una devoción, la realidad de un sacrificio. Atrás con los detractores. Que tenderetes y castañuelas en todas partes hay. 

P.S: - A vuestro juicio ¿Qué falta en la Semana Santa gaditana?

CC: - Todo el esplendor, toda la grandeza, es poco para nuestra Semana Santa. Y que no nos confundan. Que todas las flores son pocas para adornar la belleza de una Virgen. A las cofradías gaditanas, seguimos opinando, les faltan colaboradores para seguir la labor empezada. Entre todos, y estamos seguros de que así se hará, hay que hacer un esfuerzo grande para mantenerla, para sostenerla.

P.S. - Hay quienes critican la forma de cómo lleváis los pasos.

CC:- Cádiz ha creado escuela en este sentido. Sabemos llevarlos como nadie. Sabemos mecer con "ángel", con finura, con gracia, a una Virgen. Es una lástima, y aprovecho la ocasión para decirlo, que una cofradía como la de Las Penas, de San Lorenzo, tenga que sacar a su paso sobre ruedas.

José Carrera, Pedro Ramos y Francisco Sanz, capataces gaditanos, están ilusionados. También están preocupados porque la responsabilidad es grande, y porque estos días que anteceden a la Semana Santa, son de continuas y constantes preocupaciones. Estos, con Pájaro y Merello, son quienes dirigen los pasos de las hermandades. 

CC: - Aunque nos duela algo decirlo, nos gustaría aprovechar esta oportunidad que se nos brinda para solicitar una mayor unión entre todos los capataces gaditanos. Que no haya roces, que no existan intereses. Que todos podemos entendernos magníficamente. En fin, que colaboremos todos. 

Conozco en Sevilla y en Jerez la Hermandad de los Capataces, con la Virgen del Rosario como patrona. Y, perdonadme, amigos capataces, estoy seguro de que aquí, en nuestro Cádiz, también se sabe encontrar la colaboración total y amistosa. Por favor, que no haya rencillas, que no haya guerrillas. Que la competencia es sana y cristiana. Como vuestra causa. Y que, estoy seguro, al igual que con las borrascas, que estas cosas pasan. Que todo acaba en aras de un comienzo mejor, por más justo y más acorde con vuestros deseos. 

CC: - Y no decimos estos porque entre nosotros, los capataces, haya peleas. Si no porque falta, creemos, esa unión necesaria e imprescindible para poner a todos de acuerdo y lograr que el fin, la salida a la calle de nuestros pasos, sea más esplendorosa. Que así sea.

El domingo, a las seis de la tarde, estos tres gaditanos, estos tres capataces, comunión de ideas, de intereses, amistad por encima de todo, pegarán el primer martillazo de la Semana Santa gaditana. Para entonces, "listos los de atrás", sus valientes sacarán además la primera cofradía. Para entonces, Pepe, Pedro y Francisco estarán preparados a gritar con fuerza su piropo a la Virgen, para guiar con voz firme los movimientos de sus hombres, para ser cargadores cuando la ocasión lo requiera. Para entonces, Pepe, Pedro y Francisco reservan la alegría del año en medio de tanta pena. Para entonces, tendrán reservada su primera saeta, con lágrimas de emoción, contentos de cofrade y sacrificio de trabajo. Ten cuidado capataz. 

------------------------------------------------------------

"Ni con todo el oro del mundo se paga el meterse debajo de un paso"

"Nuestra Semana Santa es única y creo que cada vez será mejor"

Son casi las doce de la noche del Viernes Santo, Buena Muerte baja por la calle Santiago. Detrás, la Virgen del Mayor Dolor. En la plaza de Candelaria silencio total e impresionante. Las gentes se agolpan. El golpe de las horquillas, lento, parsimonioso, comienza ya a oírse. En ese instante, los corazones aceleran también el ritmo. La candelería de la Virgen va iluminando la angosta calle. Hasta llegar a la plaza. La voz del capataz es lo único que se escucha. Fuerte, firme, segura ¡Poco a poco!, no mecerla, cargador! El paso de palio avanza lento y ya asoman os primeros varales. Es difícil la salida. Pero hay pericia, corazón y nervio en el capataz y su cuadrilla. Y un corazón tan grande que ensancha la calle hasta que los candelabros de cola acaben de besar las paredes. Ya está la Virgen del Mayor Dolor fuera. Y el público sigue callado, emocionado. Y el capataz, adelante con la Señora. 

Manuel Pájaro es el capataz de la Virgen del Mayor Dolor.

Manuel Pájaro Sancho, toda una institución, toda una escuela. Capataz desde hace treinta y siete años. Su abuelo -Manuel Pájaro- también fue capataz. Y su padre. Y su tío. La primera cofradía que sacó a la calle Pájaro fue la del Cristo de la Misericordia, del barrio de La Viña. Desde entonces, ininterrumpidamente, año tras año, Pájaro no falta a la cita. 

Manuel Pájaro: - Estoy deseando conocer la Semana Santa de otras poblaciones. La de Sevilla y Jerez, sobre todo. Pero no puedo. Es mayor mi impulso y cariño hacia la nuestra, mi vocación, que es otra ilusión. 

La costumbre hace la norma y provoca la ley. La generación Pájaro está ligada desde hace tiempo a la Semana Santa gaditana. Iluso sería pensar en un abandono a estas alturas. 

M.P: - Mientras las fuerzas no me fallen, mientras tenga aliento, estaré sacando pasos a la calle. 

En el Museo Histórico Municipal, conforme se entra, a mano izquierda, Pájaro tiene su museo particular. Naturalmente, relacionado con la Semana Santa. Es como su sacristía. Es donde, seguro, Manolo Pájaro se inspira, se ilumina, para después, cada día santo, en la calle, realizar de forma tan maestra su labor. Fue casi una desatención que tuve para con nuestro protagonista. Pero la verdad es que, conforme entré, estuve varios minutos dedicado a ver todas esas fenomenales fotografías, pergaminos y recuerdos, que en su particular sacristía se recogen.

M.P: - Soy un enamorado de la Semana Santa. Un "chalao" de nuestras cofradías. Todo vocación.

Pérez Sauci: - ¿Cree que falla algo en nuestra Semana Mayor?

M.P: - Nada. Todo está bien. Hay seriedad, orden, sentido penitencial en los penitentes. No tenemos que envidiarle nada a nadie. La Semana Santa de Cádiz es única. Cada año gana en esplendor, en riqueza. Nacen cofradías y otras se reforman. Vamos a más.

Sobre la pared de su museo cuelgan dos cuadros. En cada uno, un título. Los marcos están bien cuidados. En uno de ellos, el título de "Caballero horquillero de la Muy Ilustre, Real e Insigne Archicofradía de Nuestra Señora del Rosario" de Granada.

P.S: - Hay quienes degradan vuestra 'profesión'. Vuestro oficio.

M.P: - ¿Es que acaso hay algo más sublime que presentar a la Señora al pueblo? ¿Es que acaso hay algo más grande que sacar a la calle al Nazareno de Santa María?.

Manolo Pájaro vive y siente la Semana Santa gaditana. A cada pregunta que le hacemos, a más de la respuesta verbal, nos hace esa otra -que vale tanto- y que se expresa en cada cuadro que hay colgado en las paredes de su despacho, de su museo. 

P.S: - ¿A cuántos hombres vas a dirigir esta Semana Santa?

M.P: - Aproximadamente, a unos ciento cuarenta.

P.S: - ¿Fallarán algunos?

M.P: - ¡Nadie!

También se hace escuela para los cargadores. Generaciones enteras de gaditanos. Herencias de abuelos, tíos y padres. Los cargadores de cada año, sin ser los mismos, están conducidos siempre por el mismo espíritu. Misericordia, Humildad y Paciencia, Nazareno, Medinaceli, ¡capataz!, Pájaro, ¡cuida y mima tus hombres! Que el dinero poco importa cuando el corazón late con fuerza. Que es el corazón quien manda. Que es él quien de verdad empuja con fuerza a los hombres cada 'levantá' que tú mandas. Capataz, cuando el martillo golpea -entérate bien- no es al hierro frío a quien hiere, si no a la devoción, al espíritu de cada cargador, a quien estimula. 

P.S: - ¿Están bien pagados tus hombres?

M.P: - Aquí ganan trescientas cincuenta pesetas cada uno. En Sevilla, por ejemplo, o en Jerez, llegan a cobrar hasta mil quinientas pesetas. Este año hemos logrado subir el 'sueldo'. A pesar de esto, y me agradaría que lo pusiera, ni por todo el oro del mundo está pagado el meterse debajo de un paso.

P.S: - ¿Cuántas cofradías sacarás este año a la calle?

M.P: - Especifiquemos, Humildad y Paciencia, Cristo del Amor, Luz y Aguas, Nazareno, Medinaceli, Buena Muerte y Santo Entierro. En total, doce pasos. Y esto sin contar los dos que quedan dentro de Luz y Aguas, por las obras de la Parroquia de San Antonio y los de la Cofradía de Columna. 

P.S: - ¿Descansas algún día?

M.P: - Oficialmente sí. Pero la verdad es que en ese día me dedico a trasladar los pasos de un lado a otro. 

Pájaro es el capataz oficial de Cádiz. En otro de los cuadros de su museo hay un pergamino en el que se deja constancia del acuerdo de la Junta de Gobierno de la Asociación de Caballeros del Rosario, y en el que se le nombra capataz perpetuo de la Patrona, en virtud de sus muchos servicios prestados a la misma. Pájaro muestra orgulloso -y hace bien- este título. Nada menos que el de capataz oficial de Cádiz. Nada menos que hombre de confianza de nuestra Patrona. La Virgen del Rosario, Pájaro, te lo tendrá siempre muy en cuenta. Porque conoce tu amor, tu dedicación, tu cariño hacia la tierra que Ella más quiere, la de Cádiz.

En cierta ocasión, dirigiendo Pájaro la cofradía de las Siete Palabras y a su paso por la calle Compañía, llegó la dificultad, lo imposible de cada paso. El ancho de la Cruz rebasaba los límites del acceso a la plaza de la Catedral. El paso no cabía. Nada de nerviosismo. Mucho de serenidad, de saber el oficio. Los penitentes continuaban su peregrinaje. El paso, parado. Y había que sacarlo. 

M.P: - Fue uno de los momentos más difíciles de mi actividad como capataz.

El ancho de la calle, la estrechez de aquella salida. El cansancio de los hombres. Aquel balcón, o aquella esquina. Toda una serie de preocupaciones para el capataz.  San José era carpintero. Y por lo que escriben los hagiógrafos, hasta bueno. El serrucho y el cepillo eran sus armas. La vida le aceleró su peregrinaje. Y allá que siguió a Cristo, junto a su Madre. Se me antoja acordarme del carpintero José cuando Pájaro llamó a ese otro que acompañaba al Cristo de las Siete Palabras, y le ordenó que se metiera debajo del paso para aflojar la cuña que sostenía la Cruz. Esta giró sobre su base y el paso salió de la calle Compañía. 

M.P: - Recuerdo muy emocionado aquel instante. El público hasta aplaudió.

P.S: - ¿Improvisáis mucho en el recorrido procesional?

M.P: - Por supuesto. Y es que en cada calle, en cada paso, surge alguna dificultad. Algún coche mal aparcado, algún árbol... etc. Pero siempre encontramos solución. 

A medida que avanza nuestra conversación, Pájaro se anima más y más. Una foto impresionante del Cristo de la Buena Muerte preside este museo en el que realizamos el trabajo. Casi sin darnos cuenta nos hemos trasladado a los días de Semana Santa. Casi sin darnos cuenta hemos visto a Pájaro ordenar a sus hombres la 'levantá', oír la voz de '¡Listos los de atrás!'. Pájaro tiene muchos martillos. En cada uno, un sonido distinto. En cada uno, la misma intención. 

P.S: - Es muy difícil dirigir un paso?

M.P: - Eso es único. Necesita adiestramiento, conocimiento pleno del oficio. amor hacia lo que se lleva. Necesita algo que, la verdad, no se explicar. 

Cádiz, para los capataces, es una ciudad estrecha, con muchas esquinas, con muchos encuadres. Dificultades por todas partes. Problemas en todo momento. Pero es tan grande el amor y la vocación de un capataz, los de unos cargadores, que todo se supera. Y así, la Virgen del Mayor Dolor sale a Candelaria, y el Nazareno a Santa María. Y así, Pájaro, en cada instante, ora el singular mecido, ora la armonía del paso que señalan las horquillas, ora la estrechez de esa calle que no quiere dejar pasar al Cristo o a la Virgen, va con su amor, con su rezo en voz alta rebasando estrecheces y provocando la oración callada, fiel y sincera que el pueblo dedica a su Virgen, a su Cristo. 

Y cuando la saeta rompe el llanto, Pájaro, que conoce bien el sentimiento de su Cádiz, para el paso de la Virgen. Y le deja oír el rezo de su gitano. Y cuando una mano sale de un balcón aminora la marcha de sus hombres para que ésta alivie el deseo, promesa o ilusión de ese gaditano, que de cerca que quiere estar de su Cristo y de su Virgen, hasta le acaricia.

M.P: - A mucho orgullo tengo el ser capataz oficial de Cádiz, el pasear por las calles a la Patrona y a la Virgen del Carmen, a sacar de sus iglesias estos pasos repujados de oro y plata que portan trágicamente el dolor de una Madre y el sufrimiento de un Cristo.

Quiero destacar en estas líneas, la labor de dos hombres que me acompañan continuamente en la dirección de los pasos. Son José Berea García y Antonio Canales. En su día serán unos fenomenales capataces.

Los dos, desde luego, están ligados a una gran escuela, la de Pájaro. El capataz de Cádiz, quien pasea a la Patrona, quien conduce a la Virgen del Carmen, asomándola al mar, quien ensancha las calles de Cádiz -gran milagro- para que no haya obstáculo alguno. Quien, si pudiera, sembraría de rosas, que no de espinas, el camino de ese Cristo o Virgen que enseña a todo Cádiz desde hace más de treinta años. 

------------------------------------------------------------

"Todo el que piense que nuestra Semana Santa decae, está completamente equivocado"

"El ayuntamiento debería subvencionar a las cofradías para ayudarlas en su pobre economía"


El Viernes Santo, al atardecer, cuando ya se han desnudado los altares, cuando Cristo ha muerto, sobre las ocho de la tarde, una mantilla gaditana va cortando el aire lleno de pena, por la calle Sagasta. La guapa moza, con su rosario en la mano, va a la Parroquia de San Lorenzo a buscar a su Virgen, la de los Dolores. Y cuando entre en el templo, el olor a incienso le envolverá en una locura de alegría y pena. De alegría, porque ya ve de cerca a la Virgen guapa. De pena, porque es tanto su dolor, tanta su tragedia, tan grande su llanto, que hasta la saya, el manto y el palio de su paso se han vuelto negros. Los hermanos que la quieren y la miman van con los pabilos encendiendo su candelería. Ya arde la cera. Ya está en la calle, en sus calle. Y poquito a poco, paso a paso, avanza entre la devoción de todos. La guapa con mantilla le canta en la esquina una saeta. Los cargadores, muy suavemente, la han levantado y se la llevan. Y el barrio, sus calles, quedarán esperando el regreso de la Virgen de los Dolores.

Manuel Merello Torres es consiliario de esta cofradía. Y es, también, el afortunado capataz del paso. Este año estrenará martillo. Se lo han regalado los cofrades en un homenaje íntimo y cariñoso que recordó los 25 años que Merello lleva, como cargador y capataz, ligado a la Hermandad. En un estuche precioso, en una de las vitrinas del recibidor de su casa, niquelado y grabado, está el martillo. Su golpe pondrá en alerta a los cargadores de la Virgen de los Dolores. Su golpe hará vibrar de emoción el corazón de los cofrades. Sabiendo esto, hemos admirado el martillo con mucho respeto. 

Pérez Sauci: - ¿Llevas mucho tiempo como capataz?

Manuel Merello Torres: - Unos diecisiete años. Y entre capataz y cargador, de treinta y tres a treinta y cuatro años. A más de la Virgen de los Dolores -'mi Lola de mi alma'-, a la que estoy ligado desde hace veinticinco años. En la Cofradía de Sanidad llevo ya veinte.

Manolo Merello 'Rubio del aceite' es un polifacético de categoría. Rara es la actividad que se le escapa. Con su humanidad y su cigarro habano, su figura es de las que se distinguen a distancia. Muy seguro de cuanto dice, nunca vacila a la hora de las contestaciones.

P.S: - ¿Por qué eres capataz?

M.M.T: - Por vocación, porque me gusta con locura. Ya antes, como te he dicho, he sido cargador. Y siempre me preocupé mucho a la hora de aprender a dirigir y llevar pasos. 

P.S: - ¿De quién aprendiste?

M.M.T: - Para mí, el mejor capataz que ha tenido Cádiz ha sido José Torre de los Reyes, que ya murió. También he aprendido de Esteve, Traverso y Pájaro, a cuyas órdenes he actuado como cargador. 

Pájaro y Merello han sido grandes amigos. Y creo que siguen siéndolo. Y llega esto como recuerdo a una contestación que Carrera Benítez me hizo y en la que hacía referencia a la falta de una total colaboración entre los capataces. Es lógico que exista la natural y sana competencia. Pájaro es quien más pasos saca. Merello, quien con más cofradías trabaja. 

M.M.T: - En total ocho. Cristo de la Misericordia y Virgen de las Penas, Jesús del Ecce Homo y Virgen de las Angustias, Jesús de la Sentencia y Virgen del Buen Fin, Afligidos, Cristo del Mayor Dolor y Nuestra Señora de la Salud, Virgen de los Dolores de Servitas, Descendimiento y Cristo de la Expiración. 

La cofradía del Cristo de la Expiración consta de dos pasos. El Cristo lo conduce Merello. La Virgen, dentro de la misma procesión Carrera Benítez y sus compañeros. Una misma cofradía -asignada a Merello- con dos capataces. ¡Cómo negar la amistad entre ellos! El Domingo de Ramos no saca ningún paso nuestro capataz a la calle. El Cristo de las Penas, durante siete u ocho años, se ha encontrado siempre a Merello al borde de la canastilla. Pero sus cofrades decidieron ponerle ruedas al paso.

M.M.T: - Y entonces lo que necesitan es un chófer, no un capataz.

Todo evoluciona, conozco y se de más de una tendencia a suprimir los cargadores en los pasos. Quien así piense, quien así lo crea, no ha visto nunca mecer a una Virgen por su barrio, no ha visto sudar de contento y alegría a unos hombres, no ha visto nunca subir a pulso a un Nazareno o a una Dolorosa. Quien así lo crea, quien así piense no sabe lo que se siente cuando las horquillas anuncian en la plaza del Palillero la llegada de la Virgen de los Dolores de Servitas, la aparición de Afligidos o cuando las caídas del palio repiquetean como los ángeles en los varales. Quien así piensa no ha visto la Semana Santa gaditana. 

M.M.T: - Es tan grande nuestra devoción, nuestro cariño, que capataz y cargadores, hasta dando dinero encima, sacamos a la calle a nuestro Cristo o a nuestra Virgen. 

'Ni con todo el oro del mundo está pagado el meterse debajo de un paso', lo dijo Pájaro. Y en comunión de ideas y sentimientos, también Manolo Merello. 

M.M.T: - Yo he cargado pasos por quince pesetas. Y por veintiocho, cuarenta y dos, por cincuenta... el año pasado los cargadores cobraron cada uno trescientas pesetas. Esta año recibirán, después de cada salida procesional, trescientas cincuenta.

Siempre un cargador ha venido a percibir una cantidad equivalente al jornal que los obreros reciben en el muelle, donde ahora pagan cuatrocientas veintiuna pesetas diarias. 

M.M.T: - Comprendo que las cofradías demasiado hacen con poder alcanzar la cifra de trescientas cincuenta pesetas. El esfuerzo que hacen para ello es grande y digno de elogio. Y es que Cádiz, con sus ciento cincuenta mil habitantes, tan sólo hay unas cinco o diez mil personas ligadas a las cofradías, por lo que opino que una subvención del ayuntamiento a ellas sería lo oportuno. Pero una subvención importante, como de un millón de pesetas.

P.S: - Entonces, ¿está en decadencia la Semana Santa gaditana?

M.M.T: - Todo el que crea eso está completamente equivocado. Nuestras hermandades van a mas. Estimo que son ellas las que llevan la iglesia a la calle y que por muchos derrotistas que haya, siempre seguirán existiendo y haciendo sus recorridos procesionales. 

Los antiguos, -que casi siempre llevan razón-, hablaban y no paraban de las dificultades que ofrece la salida a la calle de los pasos de la Cofradía del Ecce Homo, que radica en la iglesia de San Pablo. Por lo empinado de la calle, por los escalones que hay que salvar. Los antiguos -que siguen llevando casi siempre la razón- se reunían ante la iglesia para allá, atónitos y asombrados, ver cómo el capataz conducía el paso calle Novena abajo. La Semana Santa tiene momentos y momentos. Y me explico. En Semana Santa es grande ver la armonía, estricto orden y lucimiento de una cofradía por la calle Ancha. Es un buen momento. Y en Semana Santa, también, es recomendable vivir la alegría de una barrio, de una calle, cuando su Virgen, muy lentamente, toma camino de su templo, entre saetas y saetas, entre rezos y oraciones, entre el clamor de un pueblo que le ha seguido fiel por buena, bonita y santa. 

P.S: - ¿Muchos momentos difíciles en tus recorridos con los pasos?

M.M.T: - Muchísimos. En principio, todo el recorrido de Misericordia, porque no hay una calle en su recorrido que esté bien asfaltada. Los cargadores sufren mucho. También la salida de la Cofradía de Sentencia, donde el paso cabe justo. Ecce Homo, Afligidos; la salida del túnel a Santiago de la Virgen de los Dolores de Servitas. El callejón del Tinte, difícil para todas las cofradías que pasan por allí. El trozo que va de Santa María a Jabonería... en fin, muchas dificultades. 

¡Ten cuidado, Manolo, cuando la Virgen de las Penas pase por su barrio de La Palma!, ¡Ten cuidado cuando saques de San Pablo a la Virgen de las Angustias!, ¡Ten cuidado! Que el amor de cada cofrade en cada paso va puesto. Y, también -eres el único que lo hace- llegando a la plaza de Topete con tu Virgen de los Dolores y tu martillo nuevo. Ten cuidado Manolo, porque es cosa grande ser capataz. Y en Cádiz, más.

M.M.T: - Quiero aquí destacar la labor callada de unos hombres que colaboran estrechamente conmigo. Son Juan González Gilabert 'Juanaco' y Serafín Ferreiro Carvajal, que mandas pasos. En los pasos de palio llevo conmigo a Manuel Cárdenas García, que quien espero se haga un excelente capataz. Dos que hacen de 'listeros', pagadores y cargadores a la vez, que son Juan Payán Gallardo y Manuel Gámez Heredia. Son dos personas con quienes cuento mucho para el mejor desenvolvimiento de nuestra misión. 

El Miércoles Santo, de la parroquia de la Merced, acariciando los dinteles, sale la cofradía de la Sentencia. Jerónimo Almagro, alcalde gaditano, es el prioste de la hermandad. En el paso de misterio van sesenta y cuatro hombres. En el de palio, con la Virgen del Buen Fin, cincuenta y cuatro. Estos soportan mayor peso que aquellos. Manolo Merello suda mucho ese día. Porque todo el recorrido es muy difícil, muy ajustado.

P.S: - ¿Se pasa muy malos ratos en el recorrido?

M.M.T: - Nunca falta algún que otro susto. Pero siempre se supera. Recuerdo que con la Virgen de la Victoria marchábamos por Columela a la plaza del Palillero. El paso no cabía y hubo que doblar las patas de la mesa y sacar adelante, a pulso, el paso. Fue algo emocionante. 

P.S: - ¿Cargadores o costaleros?

M.M.T: - Cargadores. Considero que tiene mucho más mérito lo que nosotros hacemos. Trabajamos sobre un sólo pie y sobre un sólo hombro. 

La Semana Santa gaditana, a decir de muchos, queda algo 'coja' sin la salida del Cristo Resucitado. La mañana del Domingo de Resurrección culminada con esta salida procesional, que siempre promocionaron los capataces y cargadores, Cristo Resucitado era el cénit, el 'non plus ultra', la gloriosa culminación de la semana más trágica de la cristiandad. La iglesia de San Antonio, en obras, impide esta salida procesional. 

M.M.T: - Quiérase o no, capataces y cargadores sabemos permanecer unidos. Y esto se conseguirá cuando a partir de esta Semana Santa, y a través de la Junta de Cofradías, tengamos participación más directa con los problemas de nuestras cofradías. En la Junta todos seremos iguales. No habrá capataz oficial, y Pájaro, Gómez, Carrera y yo seremos los capataces. 

A Manuel Merello le gusta mecer los pasos. Porque así cree que alivia más la pena de la Virgen, porque así la enseña mejor y la piropea por guapa. Manolo no duda en parar el paso que dirige cuando una buena saeta rompe el silencio de la oración y admiración callada. Manolo no duda en colaborar con las cofradías cuando éstas le requieren. Como no dudó cuando Manuel Campe -el mejor capillita que ha habido en Cádiz, nos dice- le solicitó para colaborar con Pájaro en la salida de la Procesión Magna, aquella que sacaba todos los pasos a la calle en una rememoración ordenada de la Santa Pasión. A Manolo le gusta dar la 'levantá' suave, sin violencias, que la Virgen y el Cristo hay que levantarlos a pulso, poquito a poco, como siempre se ha hecho en Cádiz. 

Juan Traverso, Serafín Duarte, Ramón Vila son también hombres que tiene muy presentes en su conversación, en su recuerdo.

M.M.T: - Son éstos unos magníficos capataces. 

Manolo también saca a la Virgen de la Palma el día 1 de noviembre. Y la pasea por su barrio entre el cariño de sus fieles. Manolo, en definitiva, es todo un capataz. 

M.M.T: - En estos días movilizo a más de ciento treinta hombres. Pájaro y los Carrera otros tantos. Y me gustaría añadir algo más para exaltar el esfuerzo, tesón, voluntad y cariño de estos hombres por nuestra Semana Santa. En la mayoría de los casos, es más la vocación, la norma de cargar con el Cristo o la Virgen, que la necesidad económica o una mal entendida afición. 

Hecho está. Nuestra entrevista con Manolo Merello ha finalizado. También, y la verdad es que lo hacemos con 'morriña', esta serie de entrevistas que hemos mantenido con capataces. Hay que poner el punto final. Pero antes, mi admiración a todos estos hombres y mi homenaje de respeto y cariño a ese otro capataz, Manolo Hernández, 'el niño del Chele', de quien bien se acordaron Pájaro y Merello en sus declaraciones. Manolito, cuando con la Oración del Huerto enfile las Puertas de Tierra con tus valientes, debes saber que este Cádiz que ve de cerca la Semana Santa te espera emocionado, porque tú también eres otro de los grandes. 

ANTONIO PÉREZ SAUCI