Pasión por Cádiz

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Cádiz, Andalucía, Spain
AB ORIGINE SEMPER FIDELIS. IN PERPETUAM, SEMPER ET UBIQUEM GADES. QUI POTERS CAPERE, CAPIAT.

lunes, 17 de septiembre de 2018

Casa Nicanor


En todo Cádiz no había nadie que dejara de saber la popularidad y los merecidos prestigios de los que gozaba, en justicia, un gran establecimiento de vinos que se conocía en todas  partes bajo el familiar nombre de «Casa Nicanor».

En Cádiz se hablaba de estas enormes bodegas como de algo propio, y como es natural, con el afecto y consideración que le concedían la confianza y el crédito. Nadie dejaba de ser cliente de la casa. Así se explica que vendía, solo de vinos tintos, de 700.000 a 800.000 litros anualmente. 



La fama de los vinos que vendía la «Casa Nicanor» se extendía a todas partes, siendo en Madrid apreciadísimos por su calidad extra superior, generalmente distinto de lo que se enviaba a la Corte, donde, como era sabido, predominaba el Valdepeñas clarete.   El legítimo vino tinto Nicanor era siempre añejo y de bouquet, vendiéndose siempre embotellado. Los había de calidades diversas, todos buenos y limpios. Siempre igual. De ahí su crédito justísimo y muy antiguo.

La gran «Casa Nicanor» fue fundada en 1887 por don Nicanor Fernández y Sáez, en unión de su hermano don Juan Antonio, en condiciones bien modestas, instalando la industria en el mismo sitio que hoy ocupa.

Tras don Nicanor, su hijo, Don Juan Fernández y Fernández, se hizo cargo de la industria, agrandándola considerablemente, hasta llegar a una extensión de 3.000 m2, llena de tinajas monstruosas y de botas y bocoyes que si se vaciaran del mosto que contenían, la mitad de la gente de Cádiz iba a andar de cabeza.

Don Juan Fernández iba todos los años a Valdepeñas, donde también tenía extensas bodegas en la calle de don Ciriaco Cruz, y allí pasaba la época de la vendimia. 

La Casa tenía magníficos vagones – cubas de su propiedad, para el transporte exclusivo de sus vinos, con cabida, cada uno de ellos, de mil arrobas. Estos almacenes ambulantes no paraban todo el año de llevar en viaje el vino Nicanor, por cierto muy apreciado en toda la costa de Marruecos.

En sus excursiones a Valdepeñas, don Juan Fernández dirigía todos los trabajos para la elaboración de sus vinos, seleccionando las uvas y poniendo toda su inteligencia y cuidados en que los géneros no dejaran de ser jamás del mismo tipo.

Para los vinos de Jerez, El Puerto de Santa María, Sanlúcar y Chiclana, contaba esta Casa con un antiguo y magnífico soleraje, compuesto de más de 300 botas, donde se almacenaban desde el amontillado fino, hasta la rica y olorosa manzanilla de Sanlúcar. Don Juan Fernández hizo grandes compras de mostos, con los que regaba sus soleras.

En la segunda década del siglo XX contaba la «Casa Nicanor» con quince operarios fijos, trabajando hasta treinta en el tiempo de la compra de mostos. 

Uno de ellos, don Francisco Garrido García, 
natural de Medina Sidonia, trabajó en 
«Casa Nicanor» como empleado desde 1926.

En 1947 pasó a ser el titular-propietario del negocio, hasta su fallecimiento en la década de los 70 del  siglo XX.  A su muerte heredaron el mismo sus hijos, los hermanos Garrido Forero (Francisco, José y Nicolás) quienes venían dirigiéndolo de hecho aunque todavía no de derecho desde años atrás.

El negocio pasó un pequeño bache empresarial y por fin, mediante una reorientación se puso al frente don Antonio Garrido Valls (hijo de don Francisco Garrido Forero y nieto de don Francisco Garrido García), quien lo llevó hasta su 
muerte el 27 de febrero de 2019.

En la actualidad sigue en el negocio su hijo Antonio. 
«Casa Nicanor» sigue en el sitio de siempre: En la calle Rosario número 8. Remodelado y adaptado a los nuevos tiempos, pero conservando, afortunadamente, toda la esencia y solera de antaño





Bibliografía:

La «Casa Nicanor». Nuevo Mundo. Jueves 26 de junio de 1913; año XX, Núm. 1016. Madrid.

Familia Garrido.