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Cádiz, Andalucía, Spain
AB ORIGINE SEMPER FIDELIS. IN PERPETUAM, SEMPER ET UBIQUEM GADES. QUI POTERS CAPERE, CAPIAT.

lunes, 5 de junio de 2023

Entrevista al entonces alcalde de Cádiz, don Ramón Rivas y Valladares. 1912


En 1912, el periodista Don Enrique Sá del Rey, entrevista al entonces Alcalde de Cádiz Don Ramón Rivas y Valladares para la revista "Nuevo Mundo". Aquí se transcribe aquellas preguntas y respuestas:

Fui a visitar ante todo al primer magistrado popular de Cádiz, señor don Ramón Rivas y Valladares.

Periodista (P): Dígame usted, señor alcalde. Yo quiero ofrecer a los lectores de 'Nuevo Mundo' una síntesis, lo más aproximada posible, de cómo es Cádiz en todos sus aspectos, y seguramente la vida municipal ha de ser uno de los más interesantes.

Alcalde (A): Puedo ufanarme, en efecto, de pertenecer a una Corporación Municipal que merece el honor de ser copiada por muchas otras. Nuestras ordenanzas, nuestros reglamentos de matadero, de policía, de beneficencia, etc., son pedidos a cada paso por otros Ayuntamientos.

P: He oído hablar de las aguas...

A: Las aguas en Cádiz constituyen un problema de verdadera preocupación, como en todas partes.

P: El alumbrado, noto que es magnífico...

A: Doscientas mil pesetas gasta anualmente el Municipio en este ramo.

P: ¿Y la higiene pública? ¿Hay laboratorio municipal?

A: Sí señor, que lo hay. Y aún se proyecta otro de nueva planta.

P: Está bien dotada la Beneficencia:

A: Muy bien. Tenemos un excelente cuerpo médico. Los riegos, han de efectuarse próximamente por medio de una regadora automóvil, último modelo. Nuestra estufa de desinfección cuenta con un personal suficiente e idóneo, amén de una caseta de aislamiento en Puntales (extramuros), que, precisamente por estos días, alberga a un marinero francés del crucero escuela "Jeanne d'Arc", enfermo tífico, hoy convaleciente.

El ornato público, cuidadísimo; prohibida la mendicidad callejera, defendida la seguridad urbana por una Corporación de ciento cincuenta guardias y serenos; Cádiz puede ufanarse de ofrecerse a sus visitantes como una ciudad limpia, segura y tranquila. Y añada usted que la protección central es poca. La instrucción pública, desarrolladísima: proyectándose, además, la construcción de un grupo escolar.


El señor Rivas se entusiasmaba verdaderamente hablándome de su Cádiz, y era una nota tan simpática, tan ingenua, que bien fácilmente se comprendía el que este hombre, médico prestigioso, naciera en Cádiz, en Cádiz estudiase su carrera, en Cádiz la haya ejercido siempre y llegase al cargo más ambicionado por todo ciudadano amante de su pueblo. 

Es alcalde de Cádiz desde septiembre de 1911. Sus trabajos penosísimos, ciclópeos hasta realizar la gloriosa fiesta del Centenario de las Cortes, no tienen ya elogio que no esté agotado.

Únicamente el Gobierno es quien le tiene en el más censurable olvido; pero no debe importarle, porque el pueblo de Cádiz no le olvidará nunca.

La Casa de Socorro es otra fundación digna en Cádiz. El opulento "sportmen" don Pedro del Villar, cumpliendo disposiciones testamentarias de su tío don Manuel Hernáez, dio el edificio espléndido que hoy ocupa encomendado a los Caballeros Hospitalarios de San Juan Bautista, y que dirige don Ramón Rivas, el antes citado alcalde.

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