En 1933, en la revista "Carnet Cádiz" el arqueólogo y director del Museo de Cádiz, Don Pelayo Quintero Atauri firmaba este artículo:
CÁDIZ. ESTACIÓN DE ENTRADA PARA EL TURISMO.
La situación geográfica del puerto de Cádiz coloca a la antigua Gades, emporio del orbe, en lugar insustituible para recibir toda la corriente de turismo que desde el sur y centro de América se dirija a Europa, así como es un punto de obligada etapa, para los turistas ingleses y norteamericanos, que se dirigen a visitar los viejos pueblos orientales.
Esta envidiable situación, favorecida por un excelente clima, hizo que Cádiz fuera mirada con preferencia por las naciones dominadoras en la lucha mundial, y esto mismo le da una importancia grande para el turismo, pues le ha formado una interesante historia, no solamente en lo que se refiere a la ciudad, si no a todos sus alrededores, pintorescos, amenos y llenos de recuerdos.
Cádiz por su clima, es excelente sitio de aclimatación para el que llega de países cálidos, a dos horas de Sevilla, con excelentes caminos para visitarla y recorrer los pueblos de la Sierra en pintorescas excursiones que le permiten distraerse según sus aficiones, pues no solamente encontrará viejos edificios y obras de arte, si no también bellos y variados panoramas, grandes e interesantes fábricas y otras muestras de riqueza y de progreso moderno.
Al lado de la Cartuja de Jerez, recuerdo de misticismo y de la vida monástica, encontrará las magníficas cuadras jerezanas y sus sin iguales bodegas que hablan de la vida mundana; mas allá, un moderno pantano, dispuesto para aumentar la riqueza de la madre Tierra; más lejos el Pinar Serrano cuya contemplación nos aproxima a Dios en todas su grandeza y paz; abajo, la gruta inmensa que ahueca la Sierra de San Cristóbal y demuestra lo que es la constancia del trabajo humano, y junto a las tranquilas aguas de la bahía, las grandes fábricas símbolo del progreso unas veces y de la destrucción otras, de las cuales salen continuamente elementos de vida al par que grandes máquinas de destrucción.
De todo hay que ver y hay que admirar en esta privilegiada región y, sin embargo, preguntad a un gaditano auténtico ¿Qué hay que ver en Cádiz?, y tal ve os diga que el Levante cuando sopla fuerte. ¡En Cádiz, como en toda colmena que trabaja, hay obreras y zánganos! Estos hacen más ruido y dan la fama; el Levante les molesta para tomarse al aire libre sus chatitos o sus cañas, y es lo único que ven.
Por ello hace falta la propaganda bien organizada de lo que hay que ver en Cádiz, y ya que la naturaleza le dio tan situación y riqueza, no pase nadie que tenga deseos de cultura, sin ver lo que hay y sin hablarle de lo mucho que puede ver, no solamente en la región, si no en el resto de España, cumpliendo así la misión civilizadora que siempre representó Cádiz en la historia de la humanidad y a la que le obliga no solamente su fama, si no el ser entrada y pago necesario en entre el antiguo y viejo mundo para todo navegante.
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