Pasión por Cádiz

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Cádiz, Andalucía, Spain
AB ORIGINE SEMPER FIDELIS. IN PERPETUAM, SEMPER ET UBIQUEM GADES. QUI POTERS CAPERE, CAPIAT.
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lunes, 1 de abril de 2024

Don Bartolomé Llompart Bello. Gaditano ilustre. Periodista.

 

Nació Bartolomé Llompart en Cádiz en el año 1911 y aquí cursó sus estudios, primero en San Felipe Neri, después se graduó en la Escuela de ‘El Debate’, dirigida por Ángel Herrera Oria

Más tarde, desarrolló su labor como periodista, a la vez que trabajaba en su puesto como funcionario en la Caja de Ahorros de Cádiz.

Comenzó en el periódico ‘La Información’, que en los primeros años de la posguerra se convirtió en semanario con el nombre de ‘La Información del lunes’, luego se denominó ‘Hoja del Lunes’ donde llegó a ser redactor jefe.  De ahí pasa a ‘Diario de Cádiz’. Fue un destacado articulista local y Presidente de la Asociación de la Prensa gaditana. Estuvo en activo más de cincuenta años en su ejercicio profesional, durante todo ese tiempo estuvo a disposición de cualquier persona que se le acercara o solicitase cualquier tipo de colaboración. 



Muy querido y respetado en Cádiz, gozaba de un gran prestigio ganado por su amabilidad, cortesía, y una sólida formación. La categoría y calidad de este hombre sería difícil de igualar. El ingenio y la gracia fina de Cádiz la emanaba en aquellos escritos que publicaba en la prensa, en este medio escribía en artículos, algunos de ellos con sección fija en una columna llamada “De ayer a hoy” sobre costumbres y anécdotas reales de la vida de la ciudad, donde interactuaba frecuentemente con un personaje ficticio llamado ‘Manué’  sobre temas gaditanos. 

En pocas ocasiones se ha registrado hacia una persona un cariño y una admiración tan amplios, sin distinciones de ninguna clase. Sus artículos y conversaciones estaban llenos de gaditanismo y de humor nunca hiriente.

Por ser un gran conocedor del folklore gaditano y de cualquier festividad que se desarrollase en la ciudad, escribió también numerosos artículos de Carnaval y Semana Santa, a la que denominó 'La Bella Escondida' en consonancia con la famosa Torre Mirador de Cádiz. También fue el primero que comparó a la ciudad de Cádiz con la de La Habana, cosa que luego inmortalizó Carlos Cano con su famosa 'Habaneras de Cádiz'.



Fue distinguido con un Antifaz de Oro en el Carnaval Gaditano de 1979, del que fue pregonero ese año, concedido como premio a la entrega la fiesta gaditana por excelencia por parte de letristas, directores de agrupaciones y músicos. El otorgado a Bartolomé Llompart tuvo un carácter extraordinario y su adjudicación fue aprobada por unanimidad.

Bartolomé Llompart Bello falleció el 19 de noviembre de 1983, dejando un hueco imposible de rellenar. 

La comparsa ‘Las quince piedras’ (1984) original de Enrique Villegas, le dedicó una cuarteta de despedida en su popurrí que decía así:






(Recitado) 

Y antes de que volvamos a nuestras aguas de La Caleta, 
antes de que termine la fantasía del Carnaval, 
quiero dejar constancia de mi recuerdo con esta letra 
al que fue gran periodista Don Bartolomé Llompart. 
Escritor de fácil pluma, ágil, profunda y salada, 
ameno conferenciante, 
hombre bueno y tolerante, 
una mezcla de finura y de gracia gaditana.

(Cantado por Alegrías de Cádiz) 

Está llorando 'Manué', 
a la puerta del Diario. 
Está llorando 'Manué' 
porque ha perdido al amigo, 
su amigo Bartolomé.  
Cuando se va un gaditano, 
Cádiz en el alma lo siente, 
cuando se va un gaditano, 
que Cádiz quiere a su gente, 
aunque lo exprese cantando.







lunes, 5 de junio de 2023

Entrevista al entonces alcalde de Cádiz, don Ramón Rivas y Valladares. 1912


En 1912, el periodista Don Enrique Sá del Rey, entrevista al entonces Alcalde de Cádiz Don Ramón Rivas y Valladares para la revista "Nuevo Mundo". Aquí se transcribe aquellas preguntas y respuestas:

Fui a visitar ante todo al primer magistrado popular de Cádiz, señor don Ramón Rivas y Valladares.

Periodista (P): Dígame usted, señor alcalde. Yo quiero ofrecer a los lectores de 'Nuevo Mundo' una síntesis, lo más aproximada posible, de cómo es Cádiz en todos sus aspectos, y seguramente la vida municipal ha de ser uno de los más interesantes.

Alcalde (A): Puedo ufanarme, en efecto, de pertenecer a una Corporación Municipal que merece el honor de ser copiada por muchas otras. Nuestras ordenanzas, nuestros reglamentos de matadero, de policía, de beneficencia, etc., son pedidos a cada paso por otros Ayuntamientos.

P: He oído hablar de las aguas...

A: Las aguas en Cádiz constituyen un problema de verdadera preocupación, como en todas partes.

P: El alumbrado, noto que es magnífico...

A: Doscientas mil pesetas gasta anualmente el Municipio en este ramo.

P: ¿Y la higiene pública? ¿Hay laboratorio municipal?

A: Sí señor, que lo hay. Y aún se proyecta otro de nueva planta.

P: Está bien dotada la Beneficencia:

A: Muy bien. Tenemos un excelente cuerpo médico. Los riegos, han de efectuarse próximamente por medio de una regadora automóvil, último modelo. Nuestra estufa de desinfección cuenta con un personal suficiente e idóneo, amén de una caseta de aislamiento en Puntales (extramuros), que, precisamente por estos días, alberga a un marinero francés del crucero escuela "Jeanne d'Arc", enfermo tífico, hoy convaleciente.

El ornato público, cuidadísimo; prohibida la mendicidad callejera, defendida la seguridad urbana por una Corporación de ciento cincuenta guardias y serenos; Cádiz puede ufanarse de ofrecerse a sus visitantes como una ciudad limpia, segura y tranquila. Y añada usted que la protección central es poca. La instrucción pública, desarrolladísima: proyectándose, además, la construcción de un grupo escolar.


El señor Rivas se entusiasmaba verdaderamente hablándome de su Cádiz, y era una nota tan simpática, tan ingenua, que bien fácilmente se comprendía el que este hombre, médico prestigioso, naciera en Cádiz, en Cádiz estudiase su carrera, en Cádiz la haya ejercido siempre y llegase al cargo más ambicionado por todo ciudadano amante de su pueblo. 

Es alcalde de Cádiz desde septiembre de 1911. Sus trabajos penosísimos, ciclópeos hasta realizar la gloriosa fiesta del Centenario de las Cortes, no tienen ya elogio que no esté agotado.

Únicamente el Gobierno es quien le tiene en el más censurable olvido; pero no debe importarle, porque el pueblo de Cádiz no le olvidará nunca.

La Casa de Socorro es otra fundación digna en Cádiz. El opulento "sportmen" don Pedro del Villar, cumpliendo disposiciones testamentarias de su tío don Manuel Hernáez, dio el edificio espléndido que hoy ocupa encomendado a los Caballeros Hospitalarios de San Juan Bautista, y que dirige don Ramón Rivas, el antes citado alcalde.

viernes, 3 de marzo de 2023

Entrevistas a capataces de la Semana Santa gaditana. 1971

 En la Cuaresma de 1971, el periodista Antonio Pérez Sauci, entrevistó durante tres días a la élite de la capatacía cofrade gaditana.

Estas fueron las preguntas formuladas, las respuestas y las impresiones que a Pérez Sauci le produjo estos encuentros.

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"A nuestra Semana Santa le faltan colaboradores para seguir la labor empezada"

"Los cargadores y nosotros estamos mal pagados y es la vocación, más que nada, la que nos lleva a los pasos"

Carrera Benítez, Ramos González y Sanz Carrera sacarán a la calle, en los próximos días, diez pasos. 

Ten cuidado, capataz. Que no se caiga una flor, que no roce un varal, que no arrastren los faldones, que no se apague ni una vela. Ten cuidado capataz, que tus hombres llevan nuestro amor, nuestro cariño. Ten cuidado, capataz. 

El Domingo de Ramos se acerca ya. Entonces, ese día, cuando los Oficios hayan acabado, cuando los hossannas se difuminen con el sol, comenzará "nuestra" Semana Santa. Esa que el pueblo entiende con los desfiles procesionales. Esa que rememora a la cristiandad la Pasión. Esa que precipita la Gloria de la Resurrección, la Pascua. 

Capataz, en Semana Santa, tú mandas y ordenas. Tu martillo mantiene tensos los corazones, alerta a los hombres, y a todos emociona. Capataz, disponte en esos días, a ser figura del Misterio más grande de la humanidad. Capataz, prepárate para encogerte y achicarte ante ese paso que vas a conducir y que porta la devoción, el fervor, de unos penitentes que han sabido confiar en ti lo que ellos más quieren. 

La primera "levantá" está próxima. Los pasos de Santa Cena y Borriquita serán protagonistas. Desde entonces, hasta que la Sagrada Urna se encierre en Santa Cruz, muchos golpes de martillo habrán dado los capataces. Estos hombres, que como nadie en el mundo, saben imponer un ritmo y una prestancia grande a los pasos de misterio. Estos hombres, que con gracia gaditana, con salero, con garbo, con arrogancia saben alegrar el llanto de una Madre, consolándola, con ese mecido singular que nada más en Cádiz se debe hacer.

José Carrera Benítez, Pedro Ramos González, Francisco Sanz Carrera. Tres capataces. Uno solo. No hay preferencia. No hay orden. Y sí trabajo en equipo, en comunión. Pepe, Pedro y Francisco, capataces de la Semana Santa Gaditana. Raimundo Muñoz les enseñó. Y aún hoy cuida bien que las lecciones no se olviden. Y Raimundo, que tuvo a estos tres capataces a su lado, ha tiempo ya, con los botijos de agua que alivian la carga, y después como cargadores, no cesa de aconsejarles. Desde hace cinco años trabajan juntos. Desde entonces, armonía, ilusión. Y un constante espíritu de superación que admira. 

Pérez Sauci: - ¿Por qué sois capataces?

Capataces: - Por vocación. Es algo que se lleva en la sangre, algo que se siente muy dentro. La verdad es que, concretamente, no sabemos explicarlo.


P.S: - ¿No hay entonces intereses crematísticos?

CC: - En absoluto. Es mucho mayor la preocupación, el jaleo que trae consigo que el dinero que se gana. Hay que reunir hombres, ordenarlos, trabajar con ellos muy de cerca. Hay que sacar la procesión a la calle. Ser responsable en todo instante de cuanto ocurra en el paso. En resumen, un continuo quebradero de cabeza. 

P.S: - ¿Qué dinero ganáis?

CC: - Los cargadores, este año, van a cobrar trescientas cincuenta pesetas cada uno.

P.S: - ¿Y vosotros?

CC: Unas tres mil pesetas, que nos la repartimos. Como verás, no puede haber intereses financieros en nuestra misión.

P.S.: - ¿Cuántas cofradías sacáis a la calle este año?

CC: - En total siete. Entre ellas suman un total de diez pasos. 

José y Francisco son primos hermanos, Pedro, el gran amigo. Entre los tres han logrado, reunir a un total de 180 valientes. Para mí, los cargadores son unos valientes. Porque arriman el hombre como nadie. Y no importa que cuando llegue el Miércoles Santo los tengan ya ensangrentados, hechos una pura llaga. Y no importa esto, porque su corazón de valientes le ha llorado cuando han levantado a la Virgen. Porque es tan grande su amor, su alegría, que las fuerzas no les flaquean, y la carga se alivia cuando a más de la madera hay que asomar al pueblo la grandeza de un Crucificado, la pena grande de un Nazareno y ese llanto que chorrea desde el palio de una Dolorosa. 

P.S: - ¿Os fallan los cargadores?

CC: - Nunca. También por la sangre de ellos corre este "veneno santo" que nos envuelve durante estos días. Y eso que están mal pagados. En Jerez o en Sevilla, por ejemplo, cobran mucho más. 

P.S: - ¿Ensayáis con anterioridad a los desfiles?

CC: - Nunca. La primera "levantá" es siempre la primera. No hay nada preparado. La manigueta sobre el hombro y arriba con ella. 

Sucedió haces unos años. En Santa Cruz, el Cristo del Perdón iba a quedar en casa. Faltaban medios económicos. Pero estamos en Cádiz. Y en Semana Santa. Y el Perdón tiene que salir a la calle a levantar oraciones, a provocar saetas. El Perdón no podía quedar entre los cuatro muros de la Catedral Vieja. Estos tres capataces, con sus valientes, y con amor que en todo Cádiz no cabe, allá se fueron a cargar. A olvidar necesidades. Fuera intereses y fuera también de Santa Cruz, por nuestras calles, este Cristo del Perdón. 

Gestos y detalles así hablan bien y mucho de estos capataces.

P.S: - Encontráis muchas dificultades en el recorrido procesional?

CC: - No faltan. La Virgen de la Victoria, el paso por el "túnel" de Cigarreras, Santa Cena... en fin, que cada paso tiene su dificultad, su momento comprometido. 

P.S: - ¿Muchos sustos?.

CC: - Nunca faltan. Pero todos pasan. Y quedan en eso, en sustos. Siempre, en el instante crítico llega la solución y el paso sigue su marcha.

Semana Santa. ¿Es una feria?. Atrás con los detractores. Que tenderetes y castañuelas hay en todos partes. Que una cofradía, una hermandad, el amor de un capataz, la ilusión y el rezo peregrino de unos cargadores es mucho más serio. Atrás con los detractores. Que en Cádiz, mientras haya amor, mientras perdure la fe, "mi" Virgen y "tu" Cristo nos recuerdan mejor que nada el cénit de una Cuaresma, el apogeo de una devoción, la realidad de un sacrificio. Atrás con los detractores. Que tenderetes y castañuelas en todas partes hay. 

P.S: - A vuestro juicio ¿Qué falta en la Semana Santa gaditana?

CC: - Todo el esplendor, toda la grandeza, es poco para nuestra Semana Santa. Y que no nos confundan. Que todas las flores son pocas para adornar la belleza de una Virgen. A las cofradías gaditanas, seguimos opinando, les faltan colaboradores para seguir la labor empezada. Entre todos, y estamos seguros de que así se hará, hay que hacer un esfuerzo grande para mantenerla, para sostenerla.

P.S. - Hay quienes critican la forma de cómo lleváis los pasos.

CC:- Cádiz ha creado escuela en este sentido. Sabemos llevarlos como nadie. Sabemos mecer con "ángel", con finura, con gracia, a una Virgen. Es una lástima, y aprovecho la ocasión para decirlo, que una cofradía como la de Las Penas, de San Lorenzo, tenga que sacar a su paso sobre ruedas.

José Carrera, Pedro Ramos y Francisco Sanz, capataces gaditanos, están ilusionados. También están preocupados porque la responsabilidad es grande, y porque estos días que anteceden a la Semana Santa, son de continuas y constantes preocupaciones. Estos, con Pájaro y Merello, son quienes dirigen los pasos de las hermandades. 

CC: - Aunque nos duela algo decirlo, nos gustaría aprovechar esta oportunidad que se nos brinda para solicitar una mayor unión entre todos los capataces gaditanos. Que no haya roces, que no existan intereses. Que todos podemos entendernos magníficamente. En fin, que colaboremos todos. 

Conozco en Sevilla y en Jerez la Hermandad de los Capataces, con la Virgen del Rosario como patrona. Y, perdonadme, amigos capataces, estoy seguro de que aquí, en nuestro Cádiz, también se sabe encontrar la colaboración total y amistosa. Por favor, que no haya rencillas, que no haya guerrillas. Que la competencia es sana y cristiana. Como vuestra causa. Y que, estoy seguro, al igual que con las borrascas, que estas cosas pasan. Que todo acaba en aras de un comienzo mejor, por más justo y más acorde con vuestros deseos. 

CC: - Y no decimos estos porque entre nosotros, los capataces, haya peleas. Si no porque falta, creemos, esa unión necesaria e imprescindible para poner a todos de acuerdo y lograr que el fin, la salida a la calle de nuestros pasos, sea más esplendorosa. Que así sea.

El domingo, a las seis de la tarde, estos tres gaditanos, estos tres capataces, comunión de ideas, de intereses, amistad por encima de todo, pegarán el primer martillazo de la Semana Santa gaditana. Para entonces, "listos los de atrás", sus valientes sacarán además la primera cofradía. Para entonces, Pepe, Pedro y Francisco estarán preparados a gritar con fuerza su piropo a la Virgen, para guiar con voz firme los movimientos de sus hombres, para ser cargadores cuando la ocasión lo requiera. Para entonces, Pepe, Pedro y Francisco reservan la alegría del año en medio de tanta pena. Para entonces, tendrán reservada su primera saeta, con lágrimas de emoción, contentos de cofrade y sacrificio de trabajo. Ten cuidado capataz. 

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"Ni con todo el oro del mundo se paga el meterse debajo de un paso"

"Nuestra Semana Santa es única y creo que cada vez será mejor"

Son casi las doce de la noche del Viernes Santo, Buena Muerte baja por la calle Santiago. Detrás, la Virgen del Mayor Dolor. En la plaza de Candelaria silencio total e impresionante. Las gentes se agolpan. El golpe de las horquillas, lento, parsimonioso, comienza ya a oírse. En ese instante, los corazones aceleran también el ritmo. La candelería de la Virgen va iluminando la angosta calle. Hasta llegar a la plaza. La voz del capataz es lo único que se escucha. Fuerte, firme, segura ¡Poco a poco!, no mecerla, cargador! El paso de palio avanza lento y ya asoman os primeros varales. Es difícil la salida. Pero hay pericia, corazón y nervio en el capataz y su cuadrilla. Y un corazón tan grande que ensancha la calle hasta que los candelabros de cola acaben de besar las paredes. Ya está la Virgen del Mayor Dolor fuera. Y el público sigue callado, emocionado. Y el capataz, adelante con la Señora. 

Manuel Pájaro es el capataz de la Virgen del Mayor Dolor.

Manuel Pájaro Sancho, toda una institución, toda una escuela. Capataz desde hace treinta y siete años. Su abuelo -Manuel Pájaro- también fue capataz. Y su padre. Y su tío. La primera cofradía que sacó a la calle Pájaro fue la del Cristo de la Misericordia, del barrio de La Viña. Desde entonces, ininterrumpidamente, año tras año, Pájaro no falta a la cita. 

Manuel Pájaro: - Estoy deseando conocer la Semana Santa de otras poblaciones. La de Sevilla y Jerez, sobre todo. Pero no puedo. Es mayor mi impulso y cariño hacia la nuestra, mi vocación, que es otra ilusión. 

La costumbre hace la norma y provoca la ley. La generación Pájaro está ligada desde hace tiempo a la Semana Santa gaditana. Iluso sería pensar en un abandono a estas alturas. 

M.P: - Mientras las fuerzas no me fallen, mientras tenga aliento, estaré sacando pasos a la calle. 

En el Museo Histórico Municipal, conforme se entra, a mano izquierda, Pájaro tiene su museo particular. Naturalmente, relacionado con la Semana Santa. Es como su sacristía. Es donde, seguro, Manolo Pájaro se inspira, se ilumina, para después, cada día santo, en la calle, realizar de forma tan maestra su labor. Fue casi una desatención que tuve para con nuestro protagonista. Pero la verdad es que, conforme entré, estuve varios minutos dedicado a ver todas esas fenomenales fotografías, pergaminos y recuerdos, que en su particular sacristía se recogen.

M.P: - Soy un enamorado de la Semana Santa. Un "chalao" de nuestras cofradías. Todo vocación.

Pérez Sauci: - ¿Cree que falla algo en nuestra Semana Mayor?

M.P: - Nada. Todo está bien. Hay seriedad, orden, sentido penitencial en los penitentes. No tenemos que envidiarle nada a nadie. La Semana Santa de Cádiz es única. Cada año gana en esplendor, en riqueza. Nacen cofradías y otras se reforman. Vamos a más.

Sobre la pared de su museo cuelgan dos cuadros. En cada uno, un título. Los marcos están bien cuidados. En uno de ellos, el título de "Caballero horquillero de la Muy Ilustre, Real e Insigne Archicofradía de Nuestra Señora del Rosario" de Granada.

P.S: - Hay quienes degradan vuestra 'profesión'. Vuestro oficio.

M.P: - ¿Es que acaso hay algo más sublime que presentar a la Señora al pueblo? ¿Es que acaso hay algo más grande que sacar a la calle al Nazareno de Santa María?.

Manolo Pájaro vive y siente la Semana Santa gaditana. A cada pregunta que le hacemos, a más de la respuesta verbal, nos hace esa otra -que vale tanto- y que se expresa en cada cuadro que hay colgado en las paredes de su despacho, de su museo. 

P.S: - ¿A cuántos hombres vas a dirigir esta Semana Santa?

M.P: - Aproximadamente, a unos ciento cuarenta.

P.S: - ¿Fallarán algunos?

M.P: - ¡Nadie!

También se hace escuela para los cargadores. Generaciones enteras de gaditanos. Herencias de abuelos, tíos y padres. Los cargadores de cada año, sin ser los mismos, están conducidos siempre por el mismo espíritu. Misericordia, Humildad y Paciencia, Nazareno, Medinaceli, ¡capataz!, Pájaro, ¡cuida y mima tus hombres! Que el dinero poco importa cuando el corazón late con fuerza. Que es el corazón quien manda. Que es él quien de verdad empuja con fuerza a los hombres cada 'levantá' que tú mandas. Capataz, cuando el martillo golpea -entérate bien- no es al hierro frío a quien hiere, si no a la devoción, al espíritu de cada cargador, a quien estimula. 

P.S: - ¿Están bien pagados tus hombres?

M.P: - Aquí ganan trescientas cincuenta pesetas cada uno. En Sevilla, por ejemplo, o en Jerez, llegan a cobrar hasta mil quinientas pesetas. Este año hemos logrado subir el 'sueldo'. A pesar de esto, y me agradaría que lo pusiera, ni por todo el oro del mundo está pagado el meterse debajo de un paso.

P.S: - ¿Cuántas cofradías sacarás este año a la calle?

M.P: - Especifiquemos, Humildad y Paciencia, Cristo del Amor, Luz y Aguas, Nazareno, Medinaceli, Buena Muerte y Santo Entierro. En total, doce pasos. Y esto sin contar los dos que quedan dentro de Luz y Aguas, por las obras de la Parroquia de San Antonio y los de la Cofradía de Columna. 

P.S: - ¿Descansas algún día?

M.P: - Oficialmente sí. Pero la verdad es que en ese día me dedico a trasladar los pasos de un lado a otro. 

Pájaro es el capataz oficial de Cádiz. En otro de los cuadros de su museo hay un pergamino en el que se deja constancia del acuerdo de la Junta de Gobierno de la Asociación de Caballeros del Rosario, y en el que se le nombra capataz perpetuo de la Patrona, en virtud de sus muchos servicios prestados a la misma. Pájaro muestra orgulloso -y hace bien- este título. Nada menos que el de capataz oficial de Cádiz. Nada menos que hombre de confianza de nuestra Patrona. La Virgen del Rosario, Pájaro, te lo tendrá siempre muy en cuenta. Porque conoce tu amor, tu dedicación, tu cariño hacia la tierra que Ella más quiere, la de Cádiz.

En cierta ocasión, dirigiendo Pájaro la cofradía de las Siete Palabras y a su paso por la calle Compañía, llegó la dificultad, lo imposible de cada paso. El ancho de la Cruz rebasaba los límites del acceso a la plaza de la Catedral. El paso no cabía. Nada de nerviosismo. Mucho de serenidad, de saber el oficio. Los penitentes continuaban su peregrinaje. El paso, parado. Y había que sacarlo. 

M.P: - Fue uno de los momentos más difíciles de mi actividad como capataz.

El ancho de la calle, la estrechez de aquella salida. El cansancio de los hombres. Aquel balcón, o aquella esquina. Toda una serie de preocupaciones para el capataz.  San José era carpintero. Y por lo que escriben los hagiógrafos, hasta bueno. El serrucho y el cepillo eran sus armas. La vida le aceleró su peregrinaje. Y allá que siguió a Cristo, junto a su Madre. Se me antoja acordarme del carpintero José cuando Pájaro llamó a ese otro que acompañaba al Cristo de las Siete Palabras, y le ordenó que se metiera debajo del paso para aflojar la cuña que sostenía la Cruz. Esta giró sobre su base y el paso salió de la calle Compañía. 

M.P: - Recuerdo muy emocionado aquel instante. El público hasta aplaudió.

P.S: - ¿Improvisáis mucho en el recorrido procesional?

M.P: - Por supuesto. Y es que en cada calle, en cada paso, surge alguna dificultad. Algún coche mal aparcado, algún árbol... etc. Pero siempre encontramos solución. 

A medida que avanza nuestra conversación, Pájaro se anima más y más. Una foto impresionante del Cristo de la Buena Muerte preside este museo en el que realizamos el trabajo. Casi sin darnos cuenta nos hemos trasladado a los días de Semana Santa. Casi sin darnos cuenta hemos visto a Pájaro ordenar a sus hombres la 'levantá', oír la voz de '¡Listos los de atrás!'. Pájaro tiene muchos martillos. En cada uno, un sonido distinto. En cada uno, la misma intención. 

P.S: - Es muy difícil dirigir un paso?

M.P: - Eso es único. Necesita adiestramiento, conocimiento pleno del oficio. amor hacia lo que se lleva. Necesita algo que, la verdad, no se explicar. 

Cádiz, para los capataces, es una ciudad estrecha, con muchas esquinas, con muchos encuadres. Dificultades por todas partes. Problemas en todo momento. Pero es tan grande el amor y la vocación de un capataz, los de unos cargadores, que todo se supera. Y así, la Virgen del Mayor Dolor sale a Candelaria, y el Nazareno a Santa María. Y así, Pájaro, en cada instante, ora el singular mecido, ora la armonía del paso que señalan las horquillas, ora la estrechez de esa calle que no quiere dejar pasar al Cristo o a la Virgen, va con su amor, con su rezo en voz alta rebasando estrecheces y provocando la oración callada, fiel y sincera que el pueblo dedica a su Virgen, a su Cristo. 

Y cuando la saeta rompe el llanto, Pájaro, que conoce bien el sentimiento de su Cádiz, para el paso de la Virgen. Y le deja oír el rezo de su gitano. Y cuando una mano sale de un balcón aminora la marcha de sus hombres para que ésta alivie el deseo, promesa o ilusión de ese gaditano, que de cerca que quiere estar de su Cristo y de su Virgen, hasta le acaricia.

M.P: - A mucho orgullo tengo el ser capataz oficial de Cádiz, el pasear por las calles a la Patrona y a la Virgen del Carmen, a sacar de sus iglesias estos pasos repujados de oro y plata que portan trágicamente el dolor de una Madre y el sufrimiento de un Cristo.

Quiero destacar en estas líneas, la labor de dos hombres que me acompañan continuamente en la dirección de los pasos. Son José Berea García y Antonio Canales. En su día serán unos fenomenales capataces.

Los dos, desde luego, están ligados a una gran escuela, la de Pájaro. El capataz de Cádiz, quien pasea a la Patrona, quien conduce a la Virgen del Carmen, asomándola al mar, quien ensancha las calles de Cádiz -gran milagro- para que no haya obstáculo alguno. Quien, si pudiera, sembraría de rosas, que no de espinas, el camino de ese Cristo o Virgen que enseña a todo Cádiz desde hace más de treinta años. 

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"Todo el que piense que nuestra Semana Santa decae, está completamente equivocado"

"El ayuntamiento debería subvencionar a las cofradías para ayudarlas en su pobre economía"


El Viernes Santo, al atardecer, cuando ya se han desnudado los altares, cuando Cristo ha muerto, sobre las ocho de la tarde, una mantilla gaditana va cortando el aire lleno de pena, por la calle Sagasta. La guapa moza, con su rosario en la mano, va a la Parroquia de San Lorenzo a buscar a su Virgen, la de los Dolores. Y cuando entre en el templo, el olor a incienso le envolverá en una locura de alegría y pena. De alegría, porque ya ve de cerca a la Virgen guapa. De pena, porque es tanto su dolor, tanta su tragedia, tan grande su llanto, que hasta la saya, el manto y el palio de su paso se han vuelto negros. Los hermanos que la quieren y la miman van con los pabilos encendiendo su candelería. Ya arde la cera. Ya está en la calle, en sus calle. Y poquito a poco, paso a paso, avanza entre la devoción de todos. La guapa con mantilla le canta en la esquina una saeta. Los cargadores, muy suavemente, la han levantado y se la llevan. Y el barrio, sus calles, quedarán esperando el regreso de la Virgen de los Dolores.

Manuel Merello Torres es consiliario de esta cofradía. Y es, también, el afortunado capataz del paso. Este año estrenará martillo. Se lo han regalado los cofrades en un homenaje íntimo y cariñoso que recordó los 25 años que Merello lleva, como cargador y capataz, ligado a la Hermandad. En un estuche precioso, en una de las vitrinas del recibidor de su casa, niquelado y grabado, está el martillo. Su golpe pondrá en alerta a los cargadores de la Virgen de los Dolores. Su golpe hará vibrar de emoción el corazón de los cofrades. Sabiendo esto, hemos admirado el martillo con mucho respeto. 

Pérez Sauci: - ¿Llevas mucho tiempo como capataz?

Manuel Merello Torres: - Unos diecisiete años. Y entre capataz y cargador, de treinta y tres a treinta y cuatro años. A más de la Virgen de los Dolores -'mi Lola de mi alma'-, a la que estoy ligado desde hace veinticinco años. En la Cofradía de Sanidad llevo ya veinte.

Manolo Merello 'Rubio del aceite' es un polifacético de categoría. Rara es la actividad que se le escapa. Con su humanidad y su cigarro habano, su figura es de las que se distinguen a distancia. Muy seguro de cuanto dice, nunca vacila a la hora de las contestaciones.

P.S: - ¿Por qué eres capataz?

M.M.T: - Por vocación, porque me gusta con locura. Ya antes, como te he dicho, he sido cargador. Y siempre me preocupé mucho a la hora de aprender a dirigir y llevar pasos. 

P.S: - ¿De quién aprendiste?

M.M.T: - Para mí, el mejor capataz que ha tenido Cádiz ha sido José Torre de los Reyes, que ya murió. También he aprendido de Esteve, Traverso y Pájaro, a cuyas órdenes he actuado como cargador. 

Pájaro y Merello han sido grandes amigos. Y creo que siguen siéndolo. Y llega esto como recuerdo a una contestación que Carrera Benítez me hizo y en la que hacía referencia a la falta de una total colaboración entre los capataces. Es lógico que exista la natural y sana competencia. Pájaro es quien más pasos saca. Merello, quien con más cofradías trabaja. 

M.M.T: - En total ocho. Cristo de la Misericordia y Virgen de las Penas, Jesús del Ecce Homo y Virgen de las Angustias, Jesús de la Sentencia y Virgen del Buen Fin, Afligidos, Cristo del Mayor Dolor y Nuestra Señora de la Salud, Virgen de los Dolores de Servitas, Descendimiento y Cristo de la Expiración. 

La cofradía del Cristo de la Expiración consta de dos pasos. El Cristo lo conduce Merello. La Virgen, dentro de la misma procesión Carrera Benítez y sus compañeros. Una misma cofradía -asignada a Merello- con dos capataces. ¡Cómo negar la amistad entre ellos! El Domingo de Ramos no saca ningún paso nuestro capataz a la calle. El Cristo de las Penas, durante siete u ocho años, se ha encontrado siempre a Merello al borde de la canastilla. Pero sus cofrades decidieron ponerle ruedas al paso.

M.M.T: - Y entonces lo que necesitan es un chófer, no un capataz.

Todo evoluciona, conozco y se de más de una tendencia a suprimir los cargadores en los pasos. Quien así piense, quien así lo crea, no ha visto nunca mecer a una Virgen por su barrio, no ha visto sudar de contento y alegría a unos hombres, no ha visto nunca subir a pulso a un Nazareno o a una Dolorosa. Quien así lo crea, quien así piense no sabe lo que se siente cuando las horquillas anuncian en la plaza del Palillero la llegada de la Virgen de los Dolores de Servitas, la aparición de Afligidos o cuando las caídas del palio repiquetean como los ángeles en los varales. Quien así piensa no ha visto la Semana Santa gaditana. 

M.M.T: - Es tan grande nuestra devoción, nuestro cariño, que capataz y cargadores, hasta dando dinero encima, sacamos a la calle a nuestro Cristo o a nuestra Virgen. 

'Ni con todo el oro del mundo está pagado el meterse debajo de un paso', lo dijo Pájaro. Y en comunión de ideas y sentimientos, también Manolo Merello. 

M.M.T: - Yo he cargado pasos por quince pesetas. Y por veintiocho, cuarenta y dos, por cincuenta... el año pasado los cargadores cobraron cada uno trescientas pesetas. Esta año recibirán, después de cada salida procesional, trescientas cincuenta.

Siempre un cargador ha venido a percibir una cantidad equivalente al jornal que los obreros reciben en el muelle, donde ahora pagan cuatrocientas veintiuna pesetas diarias. 

M.M.T: - Comprendo que las cofradías demasiado hacen con poder alcanzar la cifra de trescientas cincuenta pesetas. El esfuerzo que hacen para ello es grande y digno de elogio. Y es que Cádiz, con sus ciento cincuenta mil habitantes, tan sólo hay unas cinco o diez mil personas ligadas a las cofradías, por lo que opino que una subvención del ayuntamiento a ellas sería lo oportuno. Pero una subvención importante, como de un millón de pesetas.

P.S: - Entonces, ¿está en decadencia la Semana Santa gaditana?

M.M.T: - Todo el que crea eso está completamente equivocado. Nuestras hermandades van a mas. Estimo que son ellas las que llevan la iglesia a la calle y que por muchos derrotistas que haya, siempre seguirán existiendo y haciendo sus recorridos procesionales. 

Los antiguos, -que casi siempre llevan razón-, hablaban y no paraban de las dificultades que ofrece la salida a la calle de los pasos de la Cofradía del Ecce Homo, que radica en la iglesia de San Pablo. Por lo empinado de la calle, por los escalones que hay que salvar. Los antiguos -que siguen llevando casi siempre la razón- se reunían ante la iglesia para allá, atónitos y asombrados, ver cómo el capataz conducía el paso calle Novena abajo. La Semana Santa tiene momentos y momentos. Y me explico. En Semana Santa es grande ver la armonía, estricto orden y lucimiento de una cofradía por la calle Ancha. Es un buen momento. Y en Semana Santa, también, es recomendable vivir la alegría de una barrio, de una calle, cuando su Virgen, muy lentamente, toma camino de su templo, entre saetas y saetas, entre rezos y oraciones, entre el clamor de un pueblo que le ha seguido fiel por buena, bonita y santa. 

P.S: - ¿Muchos momentos difíciles en tus recorridos con los pasos?

M.M.T: - Muchísimos. En principio, todo el recorrido de Misericordia, porque no hay una calle en su recorrido que esté bien asfaltada. Los cargadores sufren mucho. También la salida de la Cofradía de Sentencia, donde el paso cabe justo. Ecce Homo, Afligidos; la salida del túnel a Santiago de la Virgen de los Dolores de Servitas. El callejón del Tinte, difícil para todas las cofradías que pasan por allí. El trozo que va de Santa María a Jabonería... en fin, muchas dificultades. 

¡Ten cuidado, Manolo, cuando la Virgen de las Penas pase por su barrio de La Palma!, ¡Ten cuidado cuando saques de San Pablo a la Virgen de las Angustias!, ¡Ten cuidado! Que el amor de cada cofrade en cada paso va puesto. Y, también -eres el único que lo hace- llegando a la plaza de Topete con tu Virgen de los Dolores y tu martillo nuevo. Ten cuidado Manolo, porque es cosa grande ser capataz. Y en Cádiz, más.

M.M.T: - Quiero aquí destacar la labor callada de unos hombres que colaboran estrechamente conmigo. Son Juan González Gilabert 'Juanaco' y Serafín Ferreiro Carvajal, que mandas pasos. En los pasos de palio llevo conmigo a Manuel Cárdenas García, que quien espero se haga un excelente capataz. Dos que hacen de 'listeros', pagadores y cargadores a la vez, que son Juan Payán Gallardo y Manuel Gámez Heredia. Son dos personas con quienes cuento mucho para el mejor desenvolvimiento de nuestra misión. 

El Miércoles Santo, de la parroquia de la Merced, acariciando los dinteles, sale la cofradía de la Sentencia. Jerónimo Almagro, alcalde gaditano, es el prioste de la hermandad. En el paso de misterio van sesenta y cuatro hombres. En el de palio, con la Virgen del Buen Fin, cincuenta y cuatro. Estos soportan mayor peso que aquellos. Manolo Merello suda mucho ese día. Porque todo el recorrido es muy difícil, muy ajustado.

P.S: - ¿Se pasa muy malos ratos en el recorrido?

M.M.T: - Nunca falta algún que otro susto. Pero siempre se supera. Recuerdo que con la Virgen de la Victoria marchábamos por Columela a la plaza del Palillero. El paso no cabía y hubo que doblar las patas de la mesa y sacar adelante, a pulso, el paso. Fue algo emocionante. 

P.S: - ¿Cargadores o costaleros?

M.M.T: - Cargadores. Considero que tiene mucho más mérito lo que nosotros hacemos. Trabajamos sobre un sólo pie y sobre un sólo hombro. 

La Semana Santa gaditana, a decir de muchos, queda algo 'coja' sin la salida del Cristo Resucitado. La mañana del Domingo de Resurrección culminada con esta salida procesional, que siempre promocionaron los capataces y cargadores, Cristo Resucitado era el cénit, el 'non plus ultra', la gloriosa culminación de la semana más trágica de la cristiandad. La iglesia de San Antonio, en obras, impide esta salida procesional. 

M.M.T: - Quiérase o no, capataces y cargadores sabemos permanecer unidos. Y esto se conseguirá cuando a partir de esta Semana Santa, y a través de la Junta de Cofradías, tengamos participación más directa con los problemas de nuestras cofradías. En la Junta todos seremos iguales. No habrá capataz oficial, y Pájaro, Gómez, Carrera y yo seremos los capataces. 

A Manuel Merello le gusta mecer los pasos. Porque así cree que alivia más la pena de la Virgen, porque así la enseña mejor y la piropea por guapa. Manolo no duda en parar el paso que dirige cuando una buena saeta rompe el silencio de la oración y admiración callada. Manolo no duda en colaborar con las cofradías cuando éstas le requieren. Como no dudó cuando Manuel Campe -el mejor capillita que ha habido en Cádiz, nos dice- le solicitó para colaborar con Pájaro en la salida de la Procesión Magna, aquella que sacaba todos los pasos a la calle en una rememoración ordenada de la Santa Pasión. A Manolo le gusta dar la 'levantá' suave, sin violencias, que la Virgen y el Cristo hay que levantarlos a pulso, poquito a poco, como siempre se ha hecho en Cádiz. 

Juan Traverso, Serafín Duarte, Ramón Vila son también hombres que tiene muy presentes en su conversación, en su recuerdo.

M.M.T: - Son éstos unos magníficos capataces. 

Manolo también saca a la Virgen de la Palma el día 1 de noviembre. Y la pasea por su barrio entre el cariño de sus fieles. Manolo, en definitiva, es todo un capataz. 

M.M.T: - En estos días movilizo a más de ciento treinta hombres. Pájaro y los Carrera otros tantos. Y me gustaría añadir algo más para exaltar el esfuerzo, tesón, voluntad y cariño de estos hombres por nuestra Semana Santa. En la mayoría de los casos, es más la vocación, la norma de cargar con el Cristo o la Virgen, que la necesidad económica o una mal entendida afición. 

Hecho está. Nuestra entrevista con Manolo Merello ha finalizado. También, y la verdad es que lo hacemos con 'morriña', esta serie de entrevistas que hemos mantenido con capataces. Hay que poner el punto final. Pero antes, mi admiración a todos estos hombres y mi homenaje de respeto y cariño a ese otro capataz, Manolo Hernández, 'el niño del Chele', de quien bien se acordaron Pájaro y Merello en sus declaraciones. Manolito, cuando con la Oración del Huerto enfile las Puertas de Tierra con tus valientes, debes saber que este Cádiz que ve de cerca la Semana Santa te espera emocionado, porque tú también eres otro de los grandes. 

ANTONIO PÉREZ SAUCI










viernes, 10 de febrero de 2023

Entrevista a Pedro Romero. 1970

 

En el Diario de Cádiz publicado el jueves 14 de mayo de 1970, en plena Fiestas Típicas, aparece una entrevista que el autor Pedro Romero concede al periodista L.A. Balbotín. Ese año, el inolvidable artista sacó la comparsa "Los blancos y negros":


"'Los blancos y negros' es una comparsa que trata de aportar juventud y buen estilo a la fiesta".


"Debiera obligarse a todas las comparsas y chirigotas que llevaran en su repertorio un tanguillo".


El autor de las letras, Pedro Romero, cree que el jurado del Concurso debía estar formado por un músico y un autor profesionales, junto a un hombre del pueblo y nadie más.

En el Torreón, teniendo como mudos testigos los maniquíes del Museo del Traje Folklórico, ha venido ensayando la comparsa "Los blancos y negros" que dirige Francisco Jiménez, con música de Francisco Campos y letras de Pedro Romero. Con éste último -componente del grupo 'Los maniseros' que tantos éxitos vienen alcanzando actualmente en Madrid- he tenido ocasión de cambiar impresiones sobre la comparsa y sobre las Fiestas Típicas Gaditanas. Y en verdad que no se ha mordido la lengua.

Balbotín: -¿Satisfecho de las letras que lleva la comparsa?

Pedro Romero: -Pues sí, aunque en realidad he tenido muy poco tiempo y ahora mismo tengo que volver a Madrid para seguir trabajando con 'Los maniseros', hemos procurado acertar. De todas ellas posiblemente sea el pasodoble de la caracola, dedicado a la Reina de las Fiestas, el más logrado.

B: -¿Siempre te ha gustado escribir?

P.R.: -Sí, estudié bachiller aquí y a los quince años me dieron un premio de poesía. He procurado que sean letras, huyendo de los chabacano, con finura y sensibilidad, como es Cádiz.

B: -Un conjunto joven este, ¿verdad?.

P.R.: -Sí, con edades de un promedio de 16 a 18 años. Estos son sus componentes: Gaspar Rodríguez, Francisco Serrano, Manuel Moreno, Rafael Jurado, José Aranda, Antonio Guerrero, Eduardo Cózar, Manuel García, Carlos Sibón, Luis Gavino, Antonio Obregón y Antonio Rodríguez.

B: -¿Como para ganar el primer premio?

P.R.: -Vamos a competir por él, que es lo importante.


"LA COMPARSA, UNA HIJA CURSI"

B: -¿Por qué salen cada vez en Cádiz menos agrupaciones?

P.R.: -Creo que la política que se lleva en este sentido por el Ayuntamiento no es acertada. Se desconoce la idea del comparsista, no se le oye y sólo se limitan a dar normas a las que hay que ajustarse. Se habló de crear la "Casa del comparsista" para que de ahí nacieran ideas de las Fiestas, pero no se hizo.


B: -¿Qué le sobra a las Fiestas, según tú?

P.R.: -Protocolo y materialidad. Es una fiesta del pueblo y para el pueblo. De la misma forma que los valencianos exponen sus sentimientos y sus críticas de forma plástica, nosotros reímos y criticamos, cantando. Demasiadas trabas y gestiones burocráticas. 

B: -¿Qué te gusta más, la comparsa o la chirigota?

P.R.: -Sin duda alguna, la chirigota, que es lo más representativo de nuestro gracejo en estas fiestas de Carnaval. El coro tiene una gran personalidad y algo fundamental que es el tanguillo. Sinceramente creo que la comparsa es una hija cursi que ha nacido del coro y la chirigota. Pero...

B: -¿Se notará este año la ausencia de Paco Alba?

P.R.: -En parte sí -porque es indudable que es un gran aficionado que ha hecho mucho por la Fiesta- y en parte no, porque ciertamente la Fiesta no es sólo Paco Alba. 


B: -¿Y la labor que está haciendo los del coro "Los amigos del tango"?

P.R.: -Me parece muy bien, pero solo es recordar cosas ya hechas, lo importante es que ellos crearan algo nuevo, porque renovarse o morir. Eso es lo que tendría realmente mérito.

B: -¿Las generaciones nuevas están compenetradas con la Fiesta?

P.R.: -Tienen menos afición que los antiguos, pero sí les gusta la Fiesta y tratan de adaptarla a sus ideas jóvenes. Y pueden ser buenas, ¿por qué no?.

B: -¿Febrero o Mayo?.

P.R.: -Es asunto muy trillado. Su verdadera fecha es, sin duda, febrero. Porque la fiesta no son las cabalgatas ni las casetas, si no las agrupaciones. Si se habla del tiempo malo que pueda hacer en febrero, para eso montar después otros festejos como colofón del verano coincidiendo en agosto con el gran Trofeo Carranza. 

B: -¿Qué variarías en la Fiesta?.

P.R.: -Que hubiera mayor participación del comparsista y que se le entendiera en sus sentimientos.  Por otra parte el jurado del Concurso debiera estar compuesto por un músico profesional, un autor profesional, solicitados a la Sociedad de Autores, y un hombre del pueblo y nadie más. 

B: -¿Y te parece bien que esos comparsistas aficionados después se conviertan en profesionales como artistas?

P.R.: -Me parece una justa aspiración de mejorar en la vida. Lo importante es que sean conjuntos de prestigio para no desmerecer a Cádiz. 

B: -¿"Los maniseros" lo son?

P.R.: Actualmente está considerado por la prensa nacional -prueba son sus contratos- como el mejor conjunto carnavalesco que hay. Hemos estado en Lisboa. Invitados a los Festivales de España y probablemente iremos en Navidad formando parte de la embajada artística española a los países europeos donde hay compatriotas nuestros como emigrantes. 

B: -¿Está muerto el tanguillo?

P.R.: -Lo estamos asesinando entre todos. Yo creo que debiera obligarse a las comparsas y chirigotas a llevarlo en su repertorio. 

B: -¿Con caja y platillos?.

P.R.: -Sí, ¿por qué no? En "Los maniseros" lo llevamos con batería que es más difícil. 

Pedro Romero es un comparsista -ya un artista profesional- que tiene sus ideas y las expresa rotundamente. Lo que no quiere decir que todos piensen como él, ¿verdad?. La Fiestas es así. 

BALBOTÍN


Video de "Carnaval por un tubo". Canal de You Tube
Pasodoble de la caracola.
 





lunes, 7 de noviembre de 2022

Ambrosio Ristori Granados. Gaditano ilustre. Militar español.

 

Nacido en Cádiz el 28 de octubre de 1878. Ingresó en la Academia General Central en 1895.

En 1898, en la guerra contra los EE.UU., estuvo en el hundimiento del crucero 'Reina Cristina' y ayudó a salvar a la dotación. Participó primero en la defensa del Arsenal de Cavite y más tarde en Bacoor, Filipinas.

En la defensa del puente de Banalo, la tropa que comandaba, fue atacada por fuerzas insurrectas tagalas muy superiores en número, lo que provocó que la mitad de su unidad, que eran indígenas, se pasaran al enemigo, inutilizando la munición.  A pesar de tal traición, se defendieron en una dura lucha a la bayoneta. 

En el combate fue herido, y siendo finalmente capturado por el enemigo, le tuvo que ser amputado el brazo derecho en el cautiverio en la localidad de Cavite. Debido a su valentía y arrojo, fue respetado por sus enemigos que permitieron su regreso a Manila, todavía en manos de España. 

Fue promovido al empleo de capitán de Infantería de Marina por los méritos contraídos; nombramiento que tuvo su confirmación por la Reina Regente. Tenía entonces veinte años y desde ese momento fue llamado El manco de Bacoor. Ya en España, se le concedió la Cruz Laureada de San Fernando. 

En 1918 ascendió a coronel en Infantería de Marina, con el sueldo de general de brigada, y en 1935 consta como primer jefe del Cuerpo de Inválidos con residencia en Madrid.

Tras la Guerra Civil española, integrado en el Benemérito Cuerpo de Mutilados por la Patria y con el ascenso efectivo a General de Brigada, dirigió el Archivo Militar de Segovia y el Museo del Ejército.

Falleció en Madrid el 19 de marzo de 1966.


martes, 5 de abril de 2022

Dr. D. Manuel Díaz-Rubio. Ilustre gaditano de adopción

 

En los años 40 del siglo XX, la casa en Cánovas del Castillo 33, donde vivía Manuel Díaz Rubio, nacido el 23 de febrero de 1908 en Madrid y gaditano de adopción, se convirtió en una continuación de la Facultad de Medicina. Allí acudían por las tardes a su gran biblioteca particular estudiantes y médicos la cuál contenía cientos de libros y hasta 34 revistas médicas nacionales e internacionales. A todos les ofrecía tener acceso a lo último en medicina que no existía en las bibliotecas de la Facultad y Hospital de Mora. Los debates médicos que allí se establecían quedaron siempre en la memoria de cuantos acudían, así como la presencia de la Tuna de Medicina con una frecuencia que llamaba la atención. El ambiente médico y universitario que creó fue excepcional por lo novedoso y abierto.

Manuel Díaz Rubio ganó por oposición la Cátedra de Medicina Interna de la Facultad de Medicina de Cádiz en 1936 y en ella permanecería, tras algún paréntesis durante la Guerra Civil, hasta 1950 en que obtuvo la cátedra de igual denominación en la Facultad de Medicina de Sevilla.

       La actividad de Manuel Díaz Rubio en Cádiz no solo se circunscribió a la práctica de la medicina y la docencia, sino también a la investigación a pesar de los duros momentos que se vivían esos años. Consiguió algo inaudito y es que multitud de sus discípulos obtuvieran el titulo de doctor; Joaquín Barrios Gutiérrez, Miguel Macías Alcántara, Francisco Campoy Vidal, Vicente Planas Hevia, Manuel Jiménez Orta, Jesús Garrachón Aguado, Julio Muñoz Pérez, entre otros. Con ellos y otros, que conseguirían el titulo años después, abordó importantes investigaciones sobre la polinosis en Cádiz, y meteoropatología del asma. Sus importantes estudios sobre la presencia de determinados pólenes y hongos fueron de gran trascendencia, poniendo de manifiesto la importante concentración que había de hongos del género penicilium umbonatum. Son también de recordar sus aportaciones a la dieta insuficiente con la identificación de casos de pelagra, así como sus estudios pioneros experimentales sobre la transmisibilidad del virus de la hepatitis en cultivos en el embrión de pollo. Estos últimos fueron realizados en un laboratorio en su propia vivienda y con recursos propios debido a la ausente dotación en la Facultad.

         Su vida trascurrió entre la Facultad de Medicina, el Hospital de Mora, sus paseos por Cádiz, y su casa de Cánovas del Castillo. A ella además de sus discípulos acudían sus amigos como, entre otros, José Pérez Llorca, Pemán, Larrañaga, Benito, Orts Llorca, León y Ramón de Carranza, Álvaro Picardo, Antonio Gutiérrez, Félix Bragado, Pedro Ponte, Lucini, Martínez del Cerro, García Pita, Martínez de Pinillos, Benito, Vicente del Moral, Aguirre Aramburu o los Almirantes Felipe Abarzuza y Rafael Estrada.

        Su consulta, abierta a todas las clases sociales, fue una auténtica referencia que se irradió a toda Andalucía y con su coche, primero de gasógeno y luego un Ford del año 34, recorrió aquellos lugares que demandaban su atención. Su capacidad diagnóstica de las patologías más enrevesadas y acertados tratamientos lo encumbraron a los máximos niveles. Como anécdota queda haber sido el primero en Cádiz en curar a un paciente con penicilina. Se involucró en la vida gaditana asumiendo multitud de compromisos y entre otros aceptando el cargo de Presidente del Colegio de Médicos en Cádiz con el propósito de defender a los médicos más débiles tras la contienda civil.

        Su descanso lo encontraba en Puerto Real donde se construyó un pequeño chalé en Las Canteras con su huerta y pequeña cuadra para que no faltara nada en su casa y alimentar a sus siete hijos. Se rodeó de gente de Cádiz a su servicio, María Gallardo Gómez, Félix Pina Navarro, Antonio Barberán Cózar, que le acompañarían toda su vida tanto en Sevilla como en Madrid.

        Su vida trascurrió entre Cádiz, Sevilla y Madrid siempre ligado a su vocación de médico y a la Universidad con una intensidad increíble.

        En su pensamiento nunca dejó de estar presente Cádiz. Fue para él eje de su vida. Siempre señalaba que sus años en Cádiz fueron los más felices de su vida, donde decía “haber descubierto al ser humano en su bondad pura, impregnado de una gran nobleza, alegría, humor y una filosofía única de la vida”.

Realizó sus estudios en la Facultad de Medicina de Madrid. Fue alumno interno por oposición del Hospital de San Carlos y del Hospital General de la Beneficencia Provincial, se licenció en 1930 y en 1932 obtuvo el de doctor en ambos casos con premio extraordinario. Fue médico interno del Hospital de San Carlos, y ayudante de clases prácticas de la Cátedra de Patología Médica de su maestro, el profesor Carlos Jiménez Díaz. En 1935 y 1936, pensionado por la Real Academia Nacional de Medicina marchó a Viena con Julius Bauer en la Allgemeine Poliklinik y con Hans Eppinger en la Allgemeine Krankenhaus con Hans Eppinger trabajando con ambos sobre aspectos metabólicos y nutricionales. Posteriormente fue a Múnich con Wilhelm Stepp y Alfred Schittemhelm a profundizar en temas relacionados con las vitaminas.

En 1936 obtuvo la Cátedra de Patología y Clínica Médicas de la Facultad de Medicina de Cádiz. En 1950 se trasladó a la misma Cátedra en la Facultad de Medicina de Sevilla, y en 1961 a la de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Madrid.

Impresionaba por su gran personalidad, su enorme claridad expositiva, capacidad de síntesis y de diagnóstico. Ante el paciente realizando minuciosas historias clínicas y una exhaustiva exploración. Influido por la visión organicista de la enfermedad de su maestro, nunca dejó de profundizar en las corrientes fisiopatológicas preconizadas por Ludolf Krehl.

        Sus aportaciones, aunque diversas, lo fueron ante todo en área del aparato digestivo. Estudió la presencia en el suero de inactivadores de la catepsina, demostrando como en el coma hepático existe una activación a diferencia de lo que ocurría en las cirrosis. Profundizó en la anatomía patológica de los diversos tipos de gastritis señalando la correlación anatomo-radiológica de ellas. Introdujo el concepto de gastropatía disfuncional, para expresar aquellas situaciones clínicas no acompañadas de lesión. Sus contribuciones a la hepatología fueron muy numerosas, y entre ellas sus estudios sobre transmisibilidad del virus de la hepatitis así como los factores que intervienen en la cronicidad de éstas, señalando como causas posibles la persistencia de la acción del virus, la creación de una inmunidad anormal y la coexistencia de una enfermedad bacteriana.  

        En 1966 fundó y dirigió hasta su fallecimiento la Escuela Profesional de Enfermedades de Aparato Digestivo y en 1975 el Servicio de Aparato Digestivo en el Hospital Clínico San Carlos. Creó la especialidad de Hepatología, fundando en 1967 la Asociación Española de Hepatología siendo su primer Presidente. Fue el primer Director del Departamento de Medicina Interna.

        Sobrepasó las 200 publicaciones científicas en revistas y publicó entre otros los libros Síndrome nefrótico (Madrid, 1959), Cirrosis posthepatitis (Madrid, 1969) y Lecciones de Patología Médica con sus tomos de Aparato Digestivo (1964) y Sistema Nervioso (1965). Otras publicaciones de relieve son Enfermedad de Casal (1941), Influencia del clima sobre la alergia (1951), El papel del bazo en las cirrosis (1965), Hepatopatías malignas y malignizadas (1964), Bases de la malignidad de las hepatopatías (1963), Las fracciones glucuronizadas de la bilirrubina (1967) Alcohol y enfermedades del hígado (1969), La enfermedad subclínica (1969) y Reflexiones sobre la medicina actual (1969).

En 1968 ingresó como Académico de número en la Real Academia Nacional de Medicina con el discurso La cirrosis posthepatitis. Fue Presidente y Presidente de Honor de la Asociación Española de Hepatología, Presidente de la Academia Médico-Quirúrgica Española y de la Comisión Nacional Asesora de Aparato Digestivo. Miembro del Consejo Nacional de Educación. Recibió diversas distinciones, y entre ellas Académico de la Real Academia de Medicina de Cádiz, de la Real Academia Hispanoamericana de Ciencias y Artes, Académico Correspondiente de la Real Academia de Medicina de Barcelona y Sevilla, Miembro de Honor del Instituto Canario de Medicina Regional, y Fellow Concilli Scientiarum del Colegio Internacional de Angiología.

Falleció en Madrid el 5 de marzo de 1976 a los 68 años.


Agradezco la colaboración de su hijo, el también Dr. Manuel Díaz-Rubio García, que ha ofrecido desinteresadamente esta biografía de su padre y las fotografías que la acompañan.