Pasión por Cádiz

Mi foto
Cádiz, Andalucía, Spain
AB ORIGINE SEMPER FIDELIS. IN PERPETUAM, SEMPER ET UBIQUEM GADES. QUI POTERS CAPERE, CAPIAT.

miércoles, 9 de marzo de 2016

La fábrica de chocolates "Eureka" en Cádiz.

A principios del siglo XX, se establece en Cádiz en la Plaza de Jesús Nazareno 27 donde hasta entonces estaba el "Liceo teatro gaditano" llamado también en otra época "Liceo teatro Albarrán", la panificadora y fábrica de chocolates "Eureka", fue fundada por el industrial gaditano señor Gómez Ojeda. 

La fábrica, a pesar de tener ese domicilio social, hacía esquina en la calle de la Rosa, donde cargaban la mercancía para su distribución.
 
Por los años veinte repartía sus productos en carros tirados por caballos o mulos, llegaban a sus propios comercios que tenía en todos los rincones de la ciudad y que los gaditanos conocían con el nombre de la fábrica, es decir "Eureka".

Los productos eran muy variados, fue muy famoso el "pan de viena", ligero y esponjoso con una corteza de textura ligeramente crujiente y hojaldrada; este pan era consumido preferentemente por las familias gaditanas económicamente estabilizadas, así como los bombones, caramelos y cacaos que eran degustados en los establecimientos especializados de la ciudad.

El consumo de chocolate a la taza siempre fue muy popular, pero a comienzos del siglo XX surge el chocolate "de onza", que se propaga por todos los ultramarinos de la ciudad y entre las familias burguesas gaditanas surgía el pan con chocolate para meriendas infalibles.  De la misma forma se ponen de moda los bombones en las pastelerías.

La fábrica de chocolates "Eureka" contaba con operarias jóvenes que trabajaban para ayudar a sus familias hasta que, como era costumbre, dejaban el mundo laboral y se casaban.  

Estas trabajadoras de dedicaban a envasar chocolates "de onza", chocolatinas, caramelos, bombones y el resto de productos de la fábrica.

Había una circunstancia curiosa, relatada cierta vez en primera persona a este bloguero por una de aquellas antiguas operarias: Durante los primeros días del trabajo, a las nuevas trabajadoras, se les permitía comer todo el chocolate independientemente de su presentación, que quisieran.   

Como la inmensa mayoría eran muchachas de los estratos mas pobres de la ciudad, y sólo veían esos productos a través de escaparates de las pastelerías donde las señoritas lo degustaban, o en las casas donde habían trabajado como sirvientas, se daban tal atracón que no volvían a probar más el chocolate durante todo el tiempo que trabajaban allí.

Muchos niños y niñas de Cádiz de la época de la posguerra, recuerdan que si conseguían un pedazo de pan, corrían hacia la plaza de Jesús Nazareno para comerse aquellos mendrugos aspirando los dulces efluvios que salían de la fábrica "Eureka".

Fue famosa la colección de cromos que venían en las onzas de chocolates, que una vez reunidos, se canjeaban por un parque zoológico de figuritas de plástico "de colorido y efecto sorprendente", pero ahí no quedaban los premios que otorgaban, cada parque llevaba un número para el sorteo de doce motos Scooter Lambretta, el agraciado tenía que remitir la colección premiada por correo certificado al apartado de correos 128 de Cádiz.

A mediados del siglo XX, la firma López Moltó compra la fábrica de chocolate y se lleva la producción a Pinto (Madrid), sumando esta fábrica a las que cerraron como industria gaditana a lo largo del pasado y presente siglo.