Rosario Cepeda nació en Cádiz el 10 de Enero de 1756. Su padre, Francisco Cepeda, fue caballero de la Orden de Calatrava, Alguacil Mayor de la Inquisición y regidor perpetuo de la ciudad. Su madre se llamaba Isabel Mayo.
Rosario Cepeda fue colaboradora en la prensa gaditana, socia de Honor y Mérito de la Junta de Damas de la Real Sociedad Económica Matritense, de la que también fué secretaria y también de numerosas sociedades culturales de su tiempo; fue regidora honoraria de Cádiz y, por supuesto, escritora y poetisa. Murió en Madrid en 1816.
A la edad de 12 años, se hizo famosa entre sus contemporáneos por el resultado de un examen público. La preparó durante un año su preceptor, Juan Antonio González Cañaveras y en septiembre de 1768 fue examinada de Geografía, Gramática castellana y latina, Historia, Geometría y Francés. Rosario disertó en griego, latín, italiano, francés y español, contestando a cuantas preguntas sobre las gramáticas respectivas se le hacían y a más de trescientas cuestiones sobre historia. Recitó una oda de Anacreonte, tradujo una fábula de Esopo y explicó los Elementos de Euclides, fue la admiración de las personas que presenciaron estas pruebas. Fue la primera mujer nombrada regidora perpetua por el cabildo gaditano.
La demostración de capacidad de Rosario Cepeda en su niñez para aprender disciplinas y diversas materias científicas fue recibida por sus contemporáneos con admiración y su saber se exhibió como si de una rareza se tratara, ya que es un siglo en el que se inicia en España el debate sobre las capacidades intelectuales de las mujeres. También era frecuente que el acceso de las mujeres a la formación intelectual fuera minoritario y privativo a una aristocracia de sangre o de alta economía. Rosario Cepeda no es una creadora, si no una mujer ilustrada que está presente en los foros culturales de su tiempo. Como otras mujeres de su entorno social, se formó en música, baile y labores de aguja, pero ella además adquirió conocimientos en lenguas clásicas y modernas, Historia y Geometría, pero estos conocimientos no modificaron sus funciones de ama de casa instruida.
Se casó con el General Gorostiza que la llevó a residir en Madrid. Después de nacer su primer hijo, se trasladan a Madrid. Allí coge fama de mujer culta y Carlos III la elige para formar la Junta de Damas, anexa a la Real Sociedad Económica Matritense. Cabarrús estaba en contra de la admisión de mujeres en dicha sociedad y Jovellanos a favor. En 1787 fueron admitidas ella y trece mujeres mas, en un principio se ocupó de la educación, abrió la profesión de maestra a todas las mujeres (hasta entonces sólo podían ser las viudas), les fijó una asignación económica digna, y estableció un examen-oposición para obtener el puesto.
A su marido lo nombran gobernador de Veracruz en 1789, y la familia, desde el puerto de Cádiz marchan a México, allí nació su tercer hijo. Permaneció hasta la muerte de su marido, en 1794. Rosario vuelve a España con sus tres hijos y se establece en Madrid, continúa en la Junta de Damas, y se encarga, además de la educación, al trabajo en las cárceles de mujeres y en las casas de niños expósitos. En aquellas cárceles, tanto Rosario como la condesa de Montijo, se emplearon a fondo, por ello han sido calificadas como las precursoras de Concepción Arenal.
Rosario reforma la institución de la casa de los niños expósitos, reduciendo con ello la mortalidad de estos niños del 90 al 50%. Redactó el Manual de Organización que funcionó en estas casas durante muchos años.
Godoy destierra a la condesa de Montijo y Rosario se pone al frente de la Junta de Damas. Cuando Napoleón invade España, ella renuncia a su cargo, por lo que el indigno Fernando VII expulsa a los tres hijos de Rosario Cepeda a Francia y ella muere sola el 16 de Octubre de 1816 a la edad de 60 años.
El Ayuntamiento de Cádiz, en uno de los plenos celebrados en 1855 decide dedicarle a Rosario Cepeda una calle en la ciudad, que llega a nuestros días y que espero perdure para siempre.
Quiero con este pequeño artículo, recordar a toda persona que lo lea, la admiración que en su época tuvo Rosario Cepeda, ya que todo su trabajo lo hizo de manera desinteresada, honrada y honesta, también defendió los derechos de todos aquellos que no tenían voz a costa de vivir, ella y su familia, muy por debajo de como vivían otras familias de su estrato social.
Como siempre muchas gracias por darnos a conocer los personajes históricos de nuestra ciudad.
ResponderEliminarEnhorabuena, Antonio. Es todo un gran homenaje a esta singular y destacada mujer que se encuentra entre los hijos ilustres que Cádiz contiene en su fecunda historia. Era una de las mujeres que tenía seleccionada para la "etiqueta" de mi blog, "Mujeres en la Historia", pero desistí cuando supe que estabas interesado en trabajar en ello. Has hecho un buen trabajo.
ResponderEliminarDiscrepo cordialmente de tí: no es un "pequeño" artículo, no es extenso, pero sí muy bueno y que te lo valoro mucho. Por fin conocemos la cara de Rosario.
¡¡¡GRACIAS!!!
Mari Carmen.
Toma el artículo si lo crees conveniente. ;)
EliminarCuando los poros rezuman valía, no hay obstáculo capaz de frenarlo y llega el reconocimiento. Me ha encantado conocer esta historia. El problema histórico de la mujer con el conocimiento, Brigadier, no es de género, sino de número; del escaso número de mujeres que eran instruidas. Hoy, más del 50% de las aulas universitarias está ocupada por mujeres que, sin dudas, traerán un futuro distinto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una más de la muchas mujeres gaditanas o "adoptadas" de gran valía y mérito, unas conocidas otras anónimas. Buen trabajo Antonio.
ResponderEliminarMagnífico artículo Antonio. Mujeres como Rosario Cepeda, pioneras abanderadas en la lucha por causas hasta entonces inimaginables de conseguir guiadas por la mano de femenina, merecen el reconocimiento constante por parte de la sociedad. Gracias amigo. Un abrazo.
ResponderEliminarMaravillosa entrada para darnos a conocer los méritos de esta Ilustre gaditana.
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