Los conventos gaditanos alcanzaron una gran actividad hacia la mitad del siglo XVIII debido a que en ellos, aparte de los miembros que formaban la propia comunidad, se alojaban aquellos religiosos que iban a embarcar hacia América.
De ahí las grandes superficies que estos edificios tenían y que vieron reducidas sus dimensiones en las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX debido al avance urbanístico de la ciudad.
El convento de San Francisco tenía en su propiedad lo que hoy vemos, pero también incluía el actual edificio del museo arqueológico que hay a su espalda y la Plaza de Mina, que era la huerta. También existía un convento de los franciscanos descalzos donde actualmente está el mercado central de abastos y el edificio de correos. También han visto mermadas sus posesiones los conventos de los carmelitas, mercedarios, agustinos, etc.
Los frailes que venían destinados a misiones estaban hospedados en los conventos de sus respectivas órdenes a la espera de su formación, o del embarque. El tiempo solía ser variable ya que hasta no estar los suficientemente preparados, no cruzaban el océano.
En los conventos gaditanos, en especial el de los dominicos, independientemente de la formación religiosa propia de la orden, se impartían clases que iban desde matemáticas, astronomía, agronomía, derecho, geografía, medicina, etc., todo ello a un nivel avanzado con el objetivo de que los frailes saliesen a misión lo más formados posible, aparte de ello, también era habitual que parte de la población pudiera acceder a estos centros religiosos que para los seglares no era más que un lugar de enseñanza.
Independientemente de los frailes y monjas que componían el censo de cada convento, existía en Cádiz a mediados del XVIII una nutrida representación de la iglesia diocesana encabezada por su obispo, el dominico Tomás del Valle, que ejerció durante 45 años desde 1731 hasta 1776.
Para hacernos una idea de la importancia de los conventos gaditanos en esa fecha, valgan estas tres fotos realizadas a la maqueta de Cádiz (1777) por mi amigo y maestro Manuel Llamas Baúza. En la número 1 podemos observar tres conventos, con sus respectivos claustros. A la izquierda el convento de Sto. Domingo, en el centro Ntra. Sra. de la Merced y a la derecha Santa María; en la número 2, el convento de Santo Domingo desde un lateral donde se aprecia su grandiosidad justo al lado de la muralla; en la foto número 3, en el Campo del Sur, llamado entonces Muralla del Vendaval, existía el convento de los Capuchinos y la imagen nos enseña el edificio.
Para finalizar, un cuadro con la distribución de la numerosa comunidad religiosa gaditana a mediados del siglo XVIII. En caso de no poder leer bien dicho archivo, se puede descargar a tamaño original de 760 x 1023.
Tengo constancia bibliográfica de que también en el Convento de San Francisco se impartía estudios a la población general. Es el caso particular de D. Juan Bautista Chape, farmacéutico de esta ciudad (Cádiz): durante los años 1822 al 25 estudió filosofía, matemáticas, lógica, metafísica, física general, ética y religión entre otras. Estos datos se deben a la investigación realizada por Dª María Matute Corona.
ResponderEliminarD. Juan Bautista fue también Secretario de la Archicofradía del Ecce-Homo de Cádiz duante casi dos decenios.
La explosión y expansión en todos los órdenes que significó para Sevilla los siglos XVI y XVII, se reprodujeron en el siglo XVIII en Cádiz. Hoy hay muchos conventos semi-vacíos por todas partes, pero la red de infraestructuras de Sevilla y en general de toda Andalucía, se debe también a un acontecimiento internacional como fue la Expo'92.
ResponderEliminar¡Cómo me gusta Cái!