Desde el siglo V a.C. los cartagineses ejercieron su dominio sobre Gadir, haciéndole jugar un papel importante en su red de factorías costeras y en el desarrollo de las guerras púnicas entre Cartago y Roma. Del siglo VI a.C. (desaparición de Tartessos) hasta el siglo III a.C. es un periodo poco documentado. Esta es la época que se conoce como Púnica, una etapa que termina con la llegada de los cartagineses. Es en estos tres siglos cuando se conoce un gran auge de la economía gaditana por la exportación de salazones, que seguirá en aumento en época romana, y por el comercio de los fenicios gaditanos con Cartago.
Los cartagineses eran fenicios que, al igual que los llegados a Cádiz, se asentaron en el norte de África y fundaron Cartago. Estos llegaron a Cádiz en el año 237 a.C., movidos por la necesidad de buscar riquezas en el valle del Guadalquivir para compensar las pérdidas que habían sufrido tras la primera guerra púnica entre Roma y Cartago.
En 237 a.C. se produce el desembarco de Amílcar Barca en Cádiz, de la familia de los Bárquidas, antiguos administradores de Alejandro Magno.
Gadir siempre estuvo luchando en pro de la casusa cartaginesa. A partir de ahí se extiende su influencia no sólo en Cádiz, si no en todo el valle del Guadalquivir primero y en el Levante español después.
Su auge como imperio vino motivado por la explotación de las minas de plata de Sierra Morena, minas que más tarde explotarán los romanos.
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