La Santa Cueva es un edificio lleno de belleza y originalidad. Consta de dos capillas , construidas una sobre otra; la subterránea está dedicada a la Pasión, y el oratorio o capilla alta, a la Eucaristía. Fue construida por la Cofradía de Disciplinantes de la Madre Antigua, de origen jesuítico y a expensas de su generoso capellán José M. Sáenz de Santamaría, marqués de Valde-Íñigo, hombre notabilísimo, filántropo y uno de los más conocidos dentro del Cádiz de la Ilustración, ámbito cultural básico en la Constitución de 1812.
La capilla subterránea, de tres naves, de planta rectangular y con un ambiente ascético. Fue edificada en 1783 por el arquitecto Torcuato Cayón y continuada a su muerte por su ahijado y discípulo Torcuato Benjumeda.
En ella se guarda un bello Calvario con imágenes a tamaño natural del siglo XVIII obras del genovés Vaccaro. La imagen del Cristo, se atribuye al gaditano José Gandulfo. Las imágenes, en barro cocido, de la Dolorosa y una de el Buen Pastor -se conservan en otros lugares de la iglesia- son de una singular delicadeza y se atribuyen a Manuel González 'el granadino'.
El oratorio o capilla alta, construido en 1796, es igualmente obra de Torcuato Benjumeda, y se distingue por su bellísima planta ovalada y centralizada, con una elegante traza arquitectónica.
Son muy interesantes los amplios medallones de estuco que se encuentran a la derecha e izquierda del Sagrario. Representan a San Luis Gonzaga y San Estanislao de Kostka, y son, como los ángeles de la cornisa y del altar, obra del escultor Cosme Velázquez.
Decoran la parte alta del oratorio cinco lienzos de medio punto. Dos de ellos se deben a los pintores Zacarías González Velázquez y José Camarón que pintaron 'El milagro de las bodas de Caná' y 'La recogida del maná' respectivamente. De gran calidad artística, iconográfico y estilístico
Los tres restantes son obra de Goya tituladas 'Santa Cena', 'El milagro de los panes y los peces' y 'La parábola del hijo del Rey'. Son tres lienzos de una calidad extraordinaria, obras maestras de equilibradas composiciones, muy singulares en la escasa producción religiosa de Francisco de Goya.
La obra de Goya llegó a Cádiz por mediación de Sebastián Martínez, amigo del pintor, éste último se había alojado en casa del primero los primeros seis meses de 1793. En esa fecha obtuvo el encargo del Marqués de Valde-Íñigo para la realización de los cuadros, pintados en Madrid y que lucieron en la inauguración de la capilla el 31 de marzo de 1796, casi finalizando el siglo XVIII.
Para finalizar, el sermón de las Siete Palabras de Joseph Haydn, una composición excepcional realizada para la propia inauguración de la iglesia.
Fue encargada por el Marqués de Valde-Íñigo por mediación de los Marqueses de Ureña y Méritos, así consiguió contactar con Joseph Haydn y le convenció, a pesar de ser este compositor de religión protestante a que compusiera una obra que le diese fama universal, a lo que accedió después de varios ruegos creando la obra titulada "Las Siete Ultimas Palabras de Nuestro Salvador en la Cruz".
A la postre, esta obra se ha hecho conocida en todo el mundo. Las partituras originales se conservan en dicho oratorio y en el pequeño museo se expone una copia en facsímil.
A la postre, esta obra se ha hecho conocida en todo el mundo. Las partituras originales se conservan en dicho oratorio y en el pequeño museo se expone una copia en facsímil.
El Marqués de Valde-Íñigo pagó en metálico dicho trabajo, aunque una parte la pagó en especias: Cacao del Nuevo Mundo, habida cuenta de que el compositor austríaco era un glotón empedernido.
Magnifico texto histórico con fotazas preciosas, un artículo insuperable...
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