Pasión por Cádiz

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Cádiz, Andalucía, Spain
AB ORIGINE SEMPER FIDELIS. IN PERPETUAM, SEMPER ET UBIQUEM GADES. QUI POTERS CAPERE, CAPIAT.

sábado, 1 de noviembre de 2025

Puellae gaditanae

 

El principal atractivo de Cádiz en la antigüedad era su ubicación en el mundo conocido y su templo de Hércules, al que se habían unido numerosas personalidades famosas de la antigüedad; sin embargo, curiosamente, dada la insistencia de Séneca y Plinio en la sobriedad del carácter español, Cádiz contaba con otro atractivo bien conocido: sus bailarinas, lo que llevó a Marcial a apodar a la ciudad ’la Cádiz risueña’ o ’Iocosae Gades’.

La gran mayoría de nuestras referencias a este aspecto de la vida de la ciudad provienen de escritores del período imperial temprano como Juvenal, Marcial y Estacio. Sin embargo, nuestra primera referencia data de unos tres siglos antes. Estrabón ofrece un relato de Posidonio que nos habla de los intentos del explorador Eudoxo por encontrar una ruta a la India, evitando el monopolio fiscal de los Ptolomeos. Convencido de que África podía circunnavegarse, Eudoxo construyó un ’gran barco’, en Cádiz y embarcó, entre otras cosas, a ’esclavos adiestrados en música’, presumiblemente para comerciar en la corte de los reyes indios. El viaje fracasó, aunque Eudoxo se animó lo suficiente como para intentar un segundo viaje, en el que desapareció para no ser visto nunca más. 

No se nos informa del destino de su cargamento humano. Aunque podría indicar cualquier sexo, dadas nuestras referencias posteriores, parece claro que aquí se refiere a bailarinas. Por lo tanto, la historia muestra que eran un rasgo característico de la ciudad mucho antes del período imperial. 

Otro rasgo de la historia es la indicación de que las muchachas eran normalmente esclavas. Esto se confirma con nuestras referencias posteriores. De estas, Juvenal es el más explícito al referirse a las bailarinas como posesiones,’mancipia’. Marcial habla de la ’ancilla’, es decir, la bailarina esclava, Telethusa, ’hábil en realizar gestos lascivos al son de las castañuelas béticas y bailar al son de las melodías gaditanas’, quien primero fue vendida y luego recomprada por su antiguo amo. La implicación aquí es que la muchacha era una esclava personal; sin embargo, también parece que se poseían grupos de bailarinas gaditanas para alquilarlas.

Marcial, al describir la típica vida de miseria de Roma, menciona entre los vendedores de embutidos, etc., al ’proxeneta malvado de Cádiz’.  Un hombre así habría abastecido a un mercado de clase baja; sin embargo, también existían versiones más refinadas del mismo producto. Plinio el Joven, quejándose con buen humor de la ausencia de Séptico Claro en una cena, comenta que Séptico sufrirá por sus preferencias de asistir a otras donde hay variedad.0 Marcial también, al hacer de su propia pobreza una virtud, comenta que solo puede ofrecer una flautista, no una compañía de ’Gaditanas’.

Por lo tanto, las bailarinas cubrían toda la sociedad; eran de propiedad individual y se alquilaban en grupos. ¿Qué podemos decir sobre la naturaleza del entretenimiento que ofrecían? El baile en cuestión era de naturaleza altamente erótica y aparentemente tuvo un efecto devastador en su público. El estilo de la danza en sí parece haber sido muy similar al de las bailarinas de la danza del vientre actuales de Oriente Medio; se dice que una 'Gaditana' 'mueve sus muslos con gran temblor, gira de forma seductora', otra descripción se refiere a las 'Gaditanae' que 'sacuden lascivamente sin cesar sus lascivos lomos con un ritmo entrenado'. Finalmente, parece que un descenso tembloroso al suelo, una característica común de la danza del vientre, normalmente conocido como también era practicado por las 'Gaditanae'.

Los bailarines usaban una especie de castañuelas, o ‘crusmata’, como parte de su actuación. Se decía que la Telethusa de Marcial, como ya dije, era experta en el uso de las castañuelas béticas, y Estacio se refiere a los ’címbalos y la música tintineante de Cádiz’. En otra ocasión, Marcial nos cuenta el material del que estaban hechas estas castañuelas cuando habla de bronce tartésico, ‘Tartesiaca aera’. De nuevo, esta forma de acompañamiento tiene un paralelo en la danza del vientre moderna, donde la bailarina suele llevar pequeños címbalos de latón llamados ’sagat’ o ’zills’ en los dedos.

El baile también iba acompañado de canciones eróticas. Marcial, al referirse a un travesti que ha aprendido a bailar de esta manera («mueve sus brazos depilados a ritmos variados’), también dice que murmura las canciones del Nilo y de Cádiz. Juvenal también advierte a un posible invitado a cenar que no sirve de nada Esperando canciones gaditanas, y habla de oír el repiqueteo de castañuelas al son de la canción.

La vestimenta de las bailarinas no está clara: sobre un pavimento blanco y negro en la Biblioteca Vaticana hay una imagen de una bailarina, con crotalias, vestida con una túnica larga y diáfana. Esto también tiene sus paralelos en la danza del vientre moderna y podría ser a lo que Juvenal se refiere con licencia poética cuando llama a las bailarinas posesiones desnudas, 'nuda mancipia'. Aunque esta parece la solución más probable, dadas las costumbres de Roma en este período, no podemos descartar la posibilidad de que Juvenal, al menos en ocasiones, fuera completamente literal en su descripción.

La danza de Telethusa descrita en el ‘Corpus Priapeum’ sugiere un vestido mucho más corto que el encontrado en el mosaico de la Biblioteca Vaticana. El historiador John Percy Vyvian Dacre Balsdon, de la Sociedad para la Promoción de los Estudios Romanos, tiene razón al afirmar que las atletas representadas en los mosaicos de Piazza Amerina son en realidad bailarinas, algún tipo de vestido estilo bikini, quizás de cuero, podría ser otra posibilidad.

Desafortunadamente, es casi imposible rastrear el origen de las bailarinas individualmente. Marcial menciona dos veces a Telethusa, y este nombre también aparece dos veces en el ‘Corpus Priapeum’, donde una vez se la menciona como bailarina, ‘circulatrix’ y luego como ’muchacha de Subura’ (una zona de Roma famosa por sus prostitutas).

Es tentador creer que todas estas referencias se refieren a una joven en particular, que luego habría sido vendida por un amo, comprada su libertad por un segundo y, en consecuencia, tomada como amante por su primer amo. Aunque probablemente, Telethusa era un nombre común para estas jóvenes; Sin embargo, la fecha del ‘Corpus Priapeum’ podría coincidir con Marcial, lo que abriría esta intrigante posibilidad. El ‘Corpus Priapeum’ también menciona a una Quintia, una ‘estrella del circo’ que era bailarina del vientre y, por lo tanto, podría haber sido una gaditana, pero lamentablemente no se refiere explícitamente a su nacionalidad. 

De Milán tenemos una inscripción que registra a una Lesbia, ‘a quien dio a luz la bella tierra de Tharsis’. Se ha sugerido que Tharsis es la grafía púnica de Tartessos y, en consecuencia, Lesbia es una gaditana. Esta es una posibilidad atractiva, pero una interpretación oriental es igualmente posible. Se pueden encontrar dos vestigios más seguros en lápidas de la propia Roma. Uno de ellos es un pequeño fragmento y dice ‘gaditana [...]’. Normalmente se ha restaurado como Gaditan[o], pero dada la presencia de 'Gaditanae' en la ciudad, Gaditan[ae] parece al menos igualmente plausible, si no preferible. La otra piedra es más explícita y se refiere a 'Carpima Gaditana' y debería ser la tumba de una bailarina.

El origen de la danza es una cuestión intrigante. Como hemos visto, el estilo es muy similar a la danza del vientre de Oriente Próximo.

El arqueólogo Antonio García y Bellido creía que 'Gaditana' era una referencia general a Andalucía en su conjunto, pero, salvo la referencia a los crusmata béticos y a la era tartésica, todas nuestras referencias se refieren a la propia Cádiz; además, dada la frecuente identificación de Tartessos con Cádiz en la antigüedad, esta última referencia también podría referirse específicamente a Cádiz.

Cádiz fue una fundación fenicia, y cabe destacar que en la antigüedad la otra zona famosa por este estilo de danza era Oriente.

También hay referencias frecuentes a las bailarinas sirias, o ‘ambubaia’. El elogio que atribuyen en algunos escritos al personaje mitológico Automedonte a una bailarina de Asia, que ‘tiembla desde las delicadas puntas de sus dedos en posturas perversas, muestra la similitud del estilo de danza. La conexión se hace explícita en un escolio sobre el pasaje de Juvenal citado anteriormente. Esto explica la referencia a ‘Gaditanae’ como ’es decir, 'quizás esperas que hermosas y encantadoras muchachas sirias vayan a bailar', ya que Cádiz fue fundada por sirios y africanos (es decir, cartagineses)’.

Las ’Gaditanae’ deberían, por lo tanto, provenir de la costa mediterránea de la Bética, fuertemente punizada, en lugar de otras partes de la provincia. Son, en este sentido, otro ejemplo de la persistencia de las costumbres púnicas en la región.

Muchos comentaristas han señalado que el estilo de baile descrito anteriormente tiene ciertos paralelismos con el baile flamenco de la Andalucía actual, pero, si bien es cierto que el flamenco probablemente tiene un origen oriental, es más probable que se haya introducido en la región por la invasión árabe del siglo VIII o por los gitanos migrantes del siglo XV d. C. que por ser una herencia cultural ininterrumpida de la época del asentamiento fenicio. Los comentarios sobre el tema varían: El arqueólogo, historiador y filólogo alemán Adolf Schulten creía que el flamenco de Cádiz era más erótico que las versiones contenidas encontradas en Sevilla y Granada; el viajero del siglo XIX Richard Ford, por otro lado, creía que Sevilla es ahora en estos aspectos lo que Gades fue’.

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