Los astilleros Haynes. Por Manuel Llamas Baúza.
Esta factoría naval, que contribuyó poderosamente al desarrollo comercial y económico de la bahía gaditana, puede decirse que es un admirable ejemplo de trabajo, constancia y voluntad. Fue en el año 1840 cuando Thomas Haynes, de origen inglés, estableció en Puntales unos talleres de fundición de hierro y metal, para la construcción y reparación de toda clase de buques de vapor de hierro. Los censos municipales de aquella época, nos indican que dicha industria se encontraba ubicada en Puntales, núm. 184. Los comienzo de le la misma, fueron modestos y sus talleres se instalaron en unas amplias casetas de madera, cuya construcción corrían pareja con las entonces existentes en estos lugares. Además de las actividades antes citadas, estos talleres se dedicaron también a la construcción de diversos objetos de hierro y metal, tales como cancelas, aljibes, estufas, campanas para las iglesias, husillos, calderas y maquinaria.
Corría
1876 y la primera apuesta seria, tras décadas de escarceos con pequeñas
unidades, llegó de la mano de la Sociedad del Puerto Mercantil de Cádiz
para la que se construyó el «San Diego».
Se trataba de un barco grúa preparado para recibir piedras de hasta 20 Tm.
Medía 15 m de eslora, 6 de manga y 3 de puntal y llevaba una máquina de vapor
de 12 caballos de construcción propia. Para la misma sociedad se construyó
también una lancha y draga a vapor. Otros trabajo en la misma línea fueron los
alargamientos del «Ana Haynes» y del «Pedro», ambos de su flota, a los que se
dotó de nuevas máquinas y calderas, y la construcción de parte de la almadraba
de Sancti Petri.
Entre los principales
trabajos realizados por esta factoría, en lo que pudiéramos decir su primera
época, hemos de destacar la construcción del primer vapor de hierro mercante de
España, el que se denominó «María Cristina» (1);
seis gánguiles de hierro de 120 toneladas cada uno, para las Obras del Puerto
de Cádiz, y las calderas de la goleta de guerra «Ceres».
Cuarenta y cuatro años
después de su fundación,
dicha empresa se trasladó a un lugar muy cercano del que antes ocupaba, en el
que se levantó un espacioso local de mampostería de nueva planta, en el que
quedó instalada dicha factoría, con el fin de “poder dar cumplimiento a cualquier pedido que se le hiciera, con más prontitud que anteriormente…”. Al
modernizarse estos Astilleros, recibieron un gran impulso, siendo dotados de talleres
de maquinaria, herrería, fundición, calderería y demás detalles y medios
relacionados con la construcción y reparación de buques, hallándose toda su
maquinaria movida por una potente máquina de vapor construida en dicha
factoría.
Al frente de la Sociedad se encontraba D. Thomas Haynes Mudeman, en la que también trabajaban sus hijos Benjamín, Creswell y William (2), los cuales eran también peritos reconocedores de buques de importantes compañías extranjeras de seguros marítimos. Al
fallecer don Thomas Haynes,
propietario de esta importante empresa, que contaba con sucursales en Madrid,
Huelva, Algeciras y casa y talleres en Gibraltar, dicha razón social giró bajo
la denominación de «Hijos de Thomas Haynes».
Pero en realidad la
familia Haynes, no sólo dieron vida a estos astilleros, sino a otras muchas
actividades comerciales, todas ellas relacionadas con el mar. En el año 1850
fundaron la Sociedad «Sur de Europa de Salvamento de Buques», siendo por ello
la primera y única casa entonces establecida en nuestro país dedicada a poner a
flote buques mercantes hundidos, para lo que disponía al efecto de toda clase
de aparatos mecánicos, bombas de vapor, personal de buzos y para completar su
equipo de salvamento. Construyó en sus Astilleros de Puntales, en el año 1892
el buque mercante «San Servando»,
equipado con los medios más modernos para dicho fin, de ahí que los trabajos
efectuados por esta Sociedad fueran muy estimados por las compañías
aseguradoras y armadoras.
Otra de las actividades a
las que se dedicó la familia Haynes, fue a la pesca. Para ello adquirieron en
1876 seis barcos que dedicaron a la pesca de altura. Como complemento de ello,
establecieron en Puntales unos talleres dedicados a la venta y reparación de
los diversos artículos de pesca, consiguiendo con ello una laudable y doble
finalidad: proporcionar trabajo a mayor número de familias de aquella Barriada
y conseguir que el pescado se vendiera en nuestra ciudad a un precio más bajo,
ya que por entonces era el alimento principal de las clases más modestas.
El comercio marítimo, fue
otra de sus ocupaciones. Para tal efecto tenían la «Línea de Thomas Haynes»,
dedicada al transporte marítimo de pasajeros y mercancías entre los puertos de
Cádiz, Tarifa, Algeciras, Gibraltar, Málaga, Tánger, Ceuta y Huelva. Estas líneas
estaban atendidas por los vapores de hierro a hélice «Thomas Haynes», «Ana Haynes»,
«James Haynes», «Reina Cristina», «Península»,
«Cantabria» y otros, todos los cuales
eran propiedad de los Haynes y fueron construidos en sus Astilleros de Puntales.
También fueron consignatarios de buques de importantes compañías extranjeras de
navegación.
Debido a su experiencia, en obras hidráulicas y pese a las numerosas actividades reseñadas, a la Casa de «Hijos de Thomas Haynes», le fue adjudicada la contrata de la construcción del puerto de Huelva.
Para las citadas obras fue botado al agua en sus Astilleros
de Cádiz, el día 10 de septiembre de 1885, un gánguil de hierro de grandes
dimensiones que tenía una capacidad de carga de 235 toneladas y al que se le bautizó
con el nombre de «San Fernando».
La apertura de los
Astilleros de Vea Murguía, precedida de la instalación de la Compañía
Trasatlántica en los terrenos de El Trocadero, supusieron una dura, y a la
postre definitiva, competencia para estos talleres.
La actividad de los Talleres Haynes fue
languideciendo poco a poco a lo largo de la última década del siglo, destacando
la construcción en este periodo de los vapores «Gaditano», «África» y «Anita», todos ellos de madera, así como
el «Primero de Puntales». En 1902 el
astillero Haynes cerró sus puertas para siempre.
Los Astilleros de Haynes
y las múltiples actividades comerciales que llevaron a cabo esta familia, de
las que no hemos consignado todas, se tradujeron en la consiguiente prosperidad
económica y laboral del Barrio de Puntales, con lo que su censo de población
comenzó a crecer de forma acelerada. Por ello el Municipio quiso mostrarle su
gratitud rotulando con el nombre de «Thomas Haynes» una de las calles de dicho
Barrio.
Hoy, de toda esta intensa
actividad comercial, sólo nos queda el recuerdo y el nombre de una calle, ya
que el monumento sepulcral donde descansaban los miembros de la familia Haynes
que existía en el antiguo Cementerio de
los Ingleses, se perdió al desaparecer dicho cementerio.
(1) Su quilla se puso el
día 6 de enero de 1881, teniendo lugar su lanzamiento al mar el 16 de febrero
del año siguiente, con la máxima solemnidad y asistencia de las autoridades y
numeroso público.
(2) William era conocido en la sociedad gaditana como José Guillermo. Cursó su instrucción básica en una escuela de Extramuros, luego fue enviado dos años a Inglaterra para volver a terminar su formación en el colegio de San Felipe Neri. A los 16 años se embarcó en un buque mercante y, tras recorrer varios países europeos, trabajó en la fundición, ejerciendo de maquinista, tenedor de libros, cajero e ingeniero.
Buenas tardes, voy a publicar un libro en el que menciono la historia de la empresa naviera Sons or Thomas Haynes. Me gustaría poder usar la fotografía de Thomas Haynes que publican en este post, por lo que me pongo en contacto con ustedes por si pudieran facilitármela con buena resolución y sin la huella de agua para poder ser publicada, referenciándoles a ustedes como fuente de la misma. Mi email es el siguiente: info@old-england-house.com
ResponderEliminarVoy a buscar la foto y enviarla a ese correo electrónico
ResponderEliminarRespecto a la fotografía, a mí me da la impresión que más que el patriarca de la familia Haynes, el que fundó la compañía naviera en Puntales, debe ser más bien su hijo mayor Thomas John Haynes que nació en 1837. El hombre de la fotografía debe estar en la treintena máximo y el padre nació a principios del s. XIX y yo creo que por esa época no estaba tan desarrollada la fotografía como para hacer este tipo de retratos. Además, Thomas John Haynes llevaba el negocio familiar precisamente en Gibraltar, donde se tomó el retrato...
ResponderEliminar