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Cádiz, Andalucía, Spain
AB ORIGINE SEMPER FIDELIS. IN PERPETUAM, SEMPER ET UBIQUEM GADES. QUI POTERS CAPERE, CAPIAT.

lunes, 5 de septiembre de 2022

Gades como municipio romano (IV)

 

En el gobierno de Augusto fue cuando, probablemente, los rasgos generales de la administración municipal gaditana quedaron definitivamente fijados. 

A partir de entonces la organización se estructura a base de duoviros como poder ejecutivo, la Curia como asamblea deliberativa y controladora de la gestión de los anteriores, los ediles, con sus múltiples y variadas competencias (inspección de mercados, vigilancia policial, cuidado de la vías, organización de espectáculos,  abastecimientos, etc.).  

Y un erario municipal ampliamente enriquecido, no sólo por las sumas que debía entregar todo magistrado que tomase posesión de su cargo, si no también por los variados impuestos sobre el tráfico y volumen comercial, que un puerto como el de Gades, por donde salía gran  parte del comercio bético, podía cobrar. 

Con ello se costearon las reformas urbanísticas de Balbo (nuevos barrios, puerto, traída de aguas, etc.) a los templos y monumentos (hay referencias históricas a tres santuarios, los de Hércules, Cronos y Minerva, y dos para espectáculos, teatro y anfiteatro) que ornaron la ciudad. También sostenía todo un servicio de esclavos públicos y libertos, asimismo atestiguados por la epigrafía, que desempeñaban cometidos secundarios de la administración municipal.

Dentro del esquema organizativo expuesto destaca el papel de la Curia como asamblea deliberativa. 

El acceso a ella estaba reservado sólo a quienes podían tener un considerable volumen de riqueza personal, puesto que el decurión, no sólo tenía que atraerse con detalles de munificencia para con el pueblo los votos de la mesa, a la hora de las elecciones para cada una de las magistraturas (pagaban de su propio peculio banquetes públicos, espectáculos, repartos de trigo, vino o acetite, etc.). 

Si no que también debía estar poseído de un sentido tan pleno de servicio a la comunidad, que le llevase a financiar la construcción de muchos de los edificios públicos o religiones, o al envío de embajadas a Roma, etc. 

La Curia gaditana fue por ello el reducto poderoso de las clases acaudaladas de la ciudad de Hércules, de esos quinientos caballeros de la cita estraboniana, gentes con intereses comerciales, pero que invertían en estas actividades gran parte de las rentas obtenidas de us explotaciones agrícolas y ganaderas como terratenientes en toda la región gaditana. Quizás el mejor exponente de ello sea el tío de Columela, de quien el escritor nos habla en sus obras de agricultura, aunque él miso también tenia posesiones incluso en Italia.

La promoción política de Gades está igualmente en gran parte explicada por sus gestiones diplomáticas a nivel de altas esferas. 

En el mundo de entonces, un buen sistema para atraerse voluntades era el ofrecer el desempeño de cargos de la administración local a título honorífico.

 Así fue como la ciudad de Hércules actuó con respecto al rey Iuba II de Mauritania, con la finalidad de mantener buenas relaciones con él, dados los intereses pesqueros gaditanos en las costas africanas.

En otras ocasiones se buscaban patronos de prestigio en las más importantes capitales, sobre todo Roma, que avalaran con su fama y peso cualquier gestión emprendida por la ciudad en cuestión. Una veces con ciudadanos que habían hecho carrera en la administración estatal, o con influencia junto a los emperadores, como el caso de Balbo, quien debió activar mucho en Roma la concesión de la ciudadanía a los gaditanos. 


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