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martes, 5 de abril de 2022

Dr. D. Manuel Díaz-Rubio. Ilustre gaditano de adopción

 

En los años 40 del siglo XX, la casa en Cánovas del Castillo 33, donde vivía Manuel Díaz Rubio, nacido el 23 de febrero de 1908 en Madrid y gaditano de adopción, se convirtió en una continuación de la Facultad de Medicina. Allí acudían por las tardes a su gran biblioteca particular estudiantes y médicos la cuál contenía cientos de libros y hasta 34 revistas médicas nacionales e internacionales. A todos les ofrecía tener acceso a lo último en medicina que no existía en las bibliotecas de la Facultad y Hospital de Mora. Los debates médicos que allí se establecían quedaron siempre en la memoria de cuantos acudían, así como la presencia de la Tuna de Medicina con una frecuencia que llamaba la atención. El ambiente médico y universitario que creó fue excepcional por lo novedoso y abierto.

Manuel Díaz Rubio ganó por oposición la Cátedra de Medicina Interna de la Facultad de Medicina de Cádiz en 1936 y en ella permanecería, tras algún paréntesis durante la Guerra Civil, hasta 1950 en que obtuvo la cátedra de igual denominación en la Facultad de Medicina de Sevilla.

       La actividad de Manuel Díaz Rubio en Cádiz no solo se circunscribió a la práctica de la medicina y la docencia, sino también a la investigación a pesar de los duros momentos que se vivían esos años. Consiguió algo inaudito y es que multitud de sus discípulos obtuvieran el titulo de doctor; Joaquín Barrios Gutiérrez, Miguel Macías Alcántara, Francisco Campoy Vidal, Vicente Planas Hevia, Manuel Jiménez Orta, Jesús Garrachón Aguado, Julio Muñoz Pérez, entre otros. Con ellos y otros, que conseguirían el titulo años después, abordó importantes investigaciones sobre la polinosis en Cádiz, y meteoropatología del asma. Sus importantes estudios sobre la presencia de determinados pólenes y hongos fueron de gran trascendencia, poniendo de manifiesto la importante concentración que había de hongos del género penicilium umbonatum. Son también de recordar sus aportaciones a la dieta insuficiente con la identificación de casos de pelagra, así como sus estudios pioneros experimentales sobre la transmisibilidad del virus de la hepatitis en cultivos en el embrión de pollo. Estos últimos fueron realizados en un laboratorio en su propia vivienda y con recursos propios debido a la ausente dotación en la Facultad.

         Su vida trascurrió entre la Facultad de Medicina, el Hospital de Mora, sus paseos por Cádiz, y su casa de Cánovas del Castillo. A ella además de sus discípulos acudían sus amigos como, entre otros, José Pérez Llorca, Pemán, Larrañaga, Benito, Orts Llorca, León y Ramón de Carranza, Álvaro Picardo, Antonio Gutiérrez, Félix Bragado, Pedro Ponte, Lucini, Martínez del Cerro, García Pita, Martínez de Pinillos, Benito, Vicente del Moral, Aguirre Aramburu o los Almirantes Felipe Abarzuza y Rafael Estrada.

        Su consulta, abierta a todas las clases sociales, fue una auténtica referencia que se irradió a toda Andalucía y con su coche, primero de gasógeno y luego un Ford del año 34, recorrió aquellos lugares que demandaban su atención. Su capacidad diagnóstica de las patologías más enrevesadas y acertados tratamientos lo encumbraron a los máximos niveles. Como anécdota queda haber sido el primero en Cádiz en curar a un paciente con penicilina. Se involucró en la vida gaditana asumiendo multitud de compromisos y entre otros aceptando el cargo de Presidente del Colegio de Médicos en Cádiz con el propósito de defender a los médicos más débiles tras la contienda civil.

        Su descanso lo encontraba en Puerto Real donde se construyó un pequeño chalé en Las Canteras con su huerta y pequeña cuadra para que no faltara nada en su casa y alimentar a sus siete hijos. Se rodeó de gente de Cádiz a su servicio, María Gallardo Gómez, Félix Pina Navarro, Antonio Barberán Cózar, que le acompañarían toda su vida tanto en Sevilla como en Madrid.

        Su vida trascurrió entre Cádiz, Sevilla y Madrid siempre ligado a su vocación de médico y a la Universidad con una intensidad increíble.

        En su pensamiento nunca dejó de estar presente Cádiz. Fue para él eje de su vida. Siempre señalaba que sus años en Cádiz fueron los más felices de su vida, donde decía “haber descubierto al ser humano en su bondad pura, impregnado de una gran nobleza, alegría, humor y una filosofía única de la vida”.

Realizó sus estudios en la Facultad de Medicina de Madrid. Fue alumno interno por oposición del Hospital de San Carlos y del Hospital General de la Beneficencia Provincial, se licenció en 1930 y en 1932 obtuvo el de doctor en ambos casos con premio extraordinario. Fue médico interno del Hospital de San Carlos, y ayudante de clases prácticas de la Cátedra de Patología Médica de su maestro, el profesor Carlos Jiménez Díaz. En 1935 y 1936, pensionado por la Real Academia Nacional de Medicina marchó a Viena con Julius Bauer en la Allgemeine Poliklinik y con Hans Eppinger en la Allgemeine Krankenhaus con Hans Eppinger trabajando con ambos sobre aspectos metabólicos y nutricionales. Posteriormente fue a Múnich con Wilhelm Stepp y Alfred Schittemhelm a profundizar en temas relacionados con las vitaminas.

En 1936 obtuvo la Cátedra de Patología y Clínica Médicas de la Facultad de Medicina de Cádiz. En 1950 se trasladó a la misma Cátedra en la Facultad de Medicina de Sevilla, y en 1961 a la de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Madrid.

Impresionaba por su gran personalidad, su enorme claridad expositiva, capacidad de síntesis y de diagnóstico. Ante el paciente realizando minuciosas historias clínicas y una exhaustiva exploración. Influido por la visión organicista de la enfermedad de su maestro, nunca dejó de profundizar en las corrientes fisiopatológicas preconizadas por Ludolf Krehl.

        Sus aportaciones, aunque diversas, lo fueron ante todo en área del aparato digestivo. Estudió la presencia en el suero de inactivadores de la catepsina, demostrando como en el coma hepático existe una activación a diferencia de lo que ocurría en las cirrosis. Profundizó en la anatomía patológica de los diversos tipos de gastritis señalando la correlación anatomo-radiológica de ellas. Introdujo el concepto de gastropatía disfuncional, para expresar aquellas situaciones clínicas no acompañadas de lesión. Sus contribuciones a la hepatología fueron muy numerosas, y entre ellas sus estudios sobre transmisibilidad del virus de la hepatitis así como los factores que intervienen en la cronicidad de éstas, señalando como causas posibles la persistencia de la acción del virus, la creación de una inmunidad anormal y la coexistencia de una enfermedad bacteriana.  

        En 1966 fundó y dirigió hasta su fallecimiento la Escuela Profesional de Enfermedades de Aparato Digestivo y en 1975 el Servicio de Aparato Digestivo en el Hospital Clínico San Carlos. Creó la especialidad de Hepatología, fundando en 1967 la Asociación Española de Hepatología siendo su primer Presidente. Fue el primer Director del Departamento de Medicina Interna.

        Sobrepasó las 200 publicaciones científicas en revistas y publicó entre otros los libros Síndrome nefrótico (Madrid, 1959), Cirrosis posthepatitis (Madrid, 1969) y Lecciones de Patología Médica con sus tomos de Aparato Digestivo (1964) y Sistema Nervioso (1965). Otras publicaciones de relieve son Enfermedad de Casal (1941), Influencia del clima sobre la alergia (1951), El papel del bazo en las cirrosis (1965), Hepatopatías malignas y malignizadas (1964), Bases de la malignidad de las hepatopatías (1963), Las fracciones glucuronizadas de la bilirrubina (1967) Alcohol y enfermedades del hígado (1969), La enfermedad subclínica (1969) y Reflexiones sobre la medicina actual (1969).

En 1968 ingresó como Académico de número en la Real Academia Nacional de Medicina con el discurso La cirrosis posthepatitis. Fue Presidente y Presidente de Honor de la Asociación Española de Hepatología, Presidente de la Academia Médico-Quirúrgica Española y de la Comisión Nacional Asesora de Aparato Digestivo. Miembro del Consejo Nacional de Educación. Recibió diversas distinciones, y entre ellas Académico de la Real Academia de Medicina de Cádiz, de la Real Academia Hispanoamericana de Ciencias y Artes, Académico Correspondiente de la Real Academia de Medicina de Barcelona y Sevilla, Miembro de Honor del Instituto Canario de Medicina Regional, y Fellow Concilli Scientiarum del Colegio Internacional de Angiología.

Falleció en Madrid el 5 de marzo de 1976 a los 68 años.


Agradezco la colaboración de su hijo, el también Dr. Manuel Díaz-Rubio García, que ha ofrecido desinteresadamente esta biografía de su padre y las fotografías que la acompañan. 


2 comentarios:

  1. buenos dias
    me encanta su blog porque me enseña y me entretiene a la vez
    es una forma de acercarme a cadiz
    un gaditano residente en castellon
    jose maria

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  2. Yo también soy gaditana de adopción, desde siempre, no ni ná...

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