A unas 300 millas de Cádiz emergió de improviso un submarino alemán, el U-157, delante del trasatlántico español 'Infanta Isabel' de la empresa gaditana "Naviera Pinillos", que, aparte de pasajeros, llevaba variada carga general. La nave militar alemana, dio orden de detenerse y arriar escaleras para que una inspección abordara el barco español.
El llamado derecho de inspección otorgaba a las naciones beligerantes la potestad de detener y registrar los barcos de pabellón neutral para comprobar su documentación y el destino de la carga que transportaban en sus bodegas.
Subieron a bordo un grupo de oficiales, para comprobar que no había nada considerado sospechoso de contrabando de guerra, o cualquier tipo de material de especial interés para ellos.
Después, al revisar la lista de pasajeros, detectaron en ella a tres militares uruguayos, que viajaban desde su país para visitar el frente aliado. Fueron invitados a firmar un documento en el que se comprometían a no tomar las armas contra las fuerzas alemanas, así como no aconsejar ni participar de manera directa o indirecta en ningún tipo de conflicto contra Alemania.
La inspección fue bastante meticulosa y larga, tardaron más de tres horas en realizarla. Provocaron inquietud y molestias en el pasaje y un acusado retraso en la navegación del barco.
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